Pese a que el tiempo seco de septiembre no acompaña, los agricultores van afrontando las tareas preparatorias de la nueva sementera. Una nueva campaña de siembras que preocupa a ASAJA, porque los precios de dos de los principales insumos, el gasóleo y el fertilizante, se han disparado.
Según los cálculos de la OPA, respecto a otoño de 2017, año en el que los costes de producción ya eran altos, en los últimos doce meses se ha elevado alrededor de un 30 por ciento el precio del carburante y más del 10 por ciento el de los abonos, cotizaciones que por el momento siguen al alza en los mercados de futuros. Para una explotación tipo de unas 200 hectáreas de secano estaríamos hablando unos 8.300 euros de costes de gasóleo y otros 21.600 de abono, lo que supone más de 3.500 euros a mayores de los ya altos gastos de sementera del año pasado. Extrapolados estos cálculos a la superficie sembrada en Castilla y León, cerca de 1,7 millones de hectáreas, estaríamos hablando de cerca de 20 millones de euros de gasto en abonos, y más de 18 millones en gasóleo. Es decir, ya de partida la sementera 2018 costará a los agricultores de Castilla y León al menos 38 millones de euros más que la de 2017.
ASAJA subraya “la perplejidad del sector, ya que en muchos casos el agricultor compra el abono al mismo que vende el cereal, almacenista o cooperativa. La sensación es que las subidas de los insumos se aplican rápidamente, escudándose en los mercados internacionales, y sin embargo cuando toca subir los precios del cereal, tal como marcan esos mismos mercados internacionales, hacen lo posible por impedirlo. Eso sí, bien se encargan de echar la culpa de las subidas de los piensos al precio del cereal, cuando no han pagado todavía un euro a los agricultores”.
Con la incertidumbre de la evolución de los precios del cereal, la mayoría aún en almacén, y con las secuelas de la sequía del 2017, los agricultores se embarcan con máxima cautela en esta nueva sementera. La sequía de las últimas semanas no anima la siembra de colza o veza, los cultivos más madrugadores. Y los agricultores miden cada gasto porque de ello depende el escaso margen de rentabilidad que les queda.
Por ello, ASAJA pide a la Consejería de Agricultura y Ganadería que, como otras campañas, se esfuerce para que lleguen lo antes posible los fondos presupuestarios para abonar el anticipo de las ayudas de la Política Agraria Común, proporcionando cierta liquidez económica en un momento muy complicado para los profesionales del campo.
Castilla y León recibe un montante total anual aproximado de 775 millones de euros en concepto de ayudas directas del régimen de pago básico de la PAC, por lo que el anticipo (el 50 por ciento de la cuantía) supondría unos 388 millones de euros, que se reparten entre cerca de 72.000 perceptores. Tal como autoriza el reglamento europeo, el anticipo de la PAC puede ser abonado a los agricultores a partir de mediados de octubre.