Transi nació en Navianos de Valverde, un pueblo de unos 250 habitantes de Zamora, aunque desde que se casó, hace veinte años, vive en Melgar de Tera, un pueblo aún más pequeño. En algún momento de su primera juventud dudó si matricularse en Delineación y marchar fuera, pero finalmente se quedó en el pueblo. Le gusta la tranquilidad que se respira, “aunque también te digo que sin carné me hubiera ahogado. Está muy bien poder salir de vez en cuando a comprar o a dar una vuelta, te desahogas”, comenta.
Transi hace un poco de todo. Hija y mujer de agricultores, no tiene reparo en subirse al tractor o echar una mano para sacar la remolacha si hace falta, o acercarse a la nave de porcino para atender a los animales. En tiempos tuvieron también ovino de leche pero, por falta de tiempo, lo dejaron y se centraron en el tema del porcino, ciento y pico madres que son el principal sustento familiar. La remolacha es poquita “y no sabemos si será menos ahora, porque salimos lo comido por lo servido”, dice, y también ponen un poco de maíz.
Ahora tiene esta zamorana un contrato temporal en una empresa de plantas medicinales, un ingreso que viene bien a la economía doméstica. El trabajo en la zona no abunda, al contrario. “A mis hijos les gusta mucho el pueblo y les gustaría quedarse, pero no veo cómo, aquí no hay perspectivas de futuro”, comenta Transi, que se entristece al pensar en su Zamora, “una provincia a la que han quitado todo y nada traen, es la Cenicienta”, se lamenta. No obstante, ella confía en que algo se puede hacer, y por eso se ha animado a formar parte de la Junta Directiva de ASAJA en Zamora.