José Luis es un agricultor de la zona de Serón de Nágima, a unos 50 kilómetros al sureste de Soria. Se dedica a la agricultura como profesional desde los 18 años y ahora tiene 44, aunque reconoce que ha sido agricultor desde crío porque ayudaba a su padre en las tareas del campo.
CAMPO REGIONAL / Nacho Prieto
José Luis es un agricultor de la zona de Serón de Nágima, a unos 50 kilómetros al sureste de Soria. Se dedica a la agricultura como profesional desde los 18 años y ahora tiene 44, aunque reconoce que ha sido agricultor desde crío porque ayudaba a su padre en las tareas del campo. Confiesa que está en este sector por pura vocación porque de otro modo ni se le ocurriría, al ser “un oficio nada rentable”.
Cultiva cereales, proteaginosas y oleaginosas, y últimamente también se dedica a las leguminosas, que están mostrando unos estándares de calidad excelentes. Para José Luis, lo mejor de su trabajo es que posee libertad de horarios y puede experimentar con nuevos cultivos y formas de trabajar diferentes para mejorar la rentabilidad de su explotación. Por otro lado, lamenta que esa independencia se vea limitada por dos factores que asfixian al campo: la burocracia y las trabas en los mercados para obtener precios dignos.
A José Luis le preocupa mucho el futuro del agro soriano y no oculta su pesimismo al ser preguntado por los consejos que les daría a los jóvenes que están pensando en hacer de la ganadería y de la agricultura su profesión: “Si no tienen verdadera vocación, que ni se les pase por la cabeza porque las inversiones son enormes y la rentabilidad brilla por su ausencia. Lo mejor es que se decanten por profesiones con una nómina fija, un puesto intocable –del estilo del de los políticos y de algunos funcionarios- y que no tengan que estar pendientes ni sufriendo los rigores de la meteorología”.
Si tuviese una lámpara mágica y pudiera pedir tres deseos para el campo, José Luis dice que el primero sería que el nuevo gobierno acierte con las medidas que implante, que trate de igual a igual a los profesionales del agro con los de otros sectores en temas como la Seguridad Social, derechos de desempleo y que se reconozca que el sector primario es vital para la sociedad. El segundo deseo sería que tocase la lotería, si no es la de Navidad, la del Niño o una Primitiva, a todos los ganaderos y agricultores porque va a ser la única forma de que lleven una vida digna, y no con los precios que reciben por su trabajo. Y el último deseo sería que todo el sector agroganadero tenga un año 2012 en el que se cumplan sus expectativas profesionales y personales.
Persona sencilla, muy amable y trabajador impenitente en su explotación, su escaso tiempo libre lo dedica a conversar y a jugar a las cartas con sus amigos.