Lleva 37 años, desde los 16, dedicado a la agricultura y todavía le quedan muchos por delante. Siempre le había gustado el campo “y además era lo que veía en mi casa”, comenta, a diferencia de sus dos hijos, uno de 22 años y otro de 26 que no quieren seguir con la explotación.
Lleva 37 años, desde los 16, dedicado a la agricultura y todavía le quedan muchos por delante. Siempre le había gustado el campo “y además era lo que veía en mi casa”, comenta, a diferencia de sus dos hijos, uno de 22 años y otro de 26 que no quieren seguir con la explotación. José Luis vive en un pueblo a 6 kilómetros de Benavente, San Cristóbal de Entreviñas, y nunca ha notado que le faltase de nada.
Desde siempre ha cultivado regadío en esta zona favorecida, por canal, que apenas ha precisado de inversiones en cobertura y en la que, además, el coste por consumo de agua muy asequible. Pero a pesar de todas las ventajas de esta zona, este año la campaña remolachera, el cultivo estrella del regadío, no ha sido buena: “no he tenido casi riqueza, un 15,8 de media que no es normal para esta área”. José Luis expresa su desconfianza en las fábricas, “por ejemplo en La Bañeza en la que nos aplican muchísimos descuentos, cosa que en Toro no pasa. Creo que esto de la riqueza es un rollo que la fábrica te la da y te la quita como quiere”.
José Luis también cultiva maíz y, aunque ve un futuro incierto en la remolacha, cree que su explotación podrá sobrevivir sin ella. “Mi caso es especial, porque tengo un terreno propio. En cambio a los que están a renta, les sale carísimo”, advierte José Luis. A pesar de la situación del sector, nunca ha pensado pasarse a la ganadería.
José Luis forma parte de la Junta Directiva de ASAJA y cree que ya no les queda más remedio que acatar lo que dice el Gobierno respecto a la Reforma de la PAC, “aunque sigamos pensando que si no hay desacoplamiento total será la ruina”, explica. “Con él cultivaríamos lo que quisiéramos. Espero que, al final, cambie el tema, aunque tengo pocas esperanzas”, concluye..