José Luis nació hace ya cuarenta años en el pequeño municipio burgalés de Rojas, donde desde hace ya más de media vida trabaja junto a su hermano, día tras día, en la explotación familiar que antaño cultivaron su padre y abuelo.
José Luis nació hace ya cuarenta años en el pequeño municipio burgalés de Rojas, donde desde hace ya más de media vida trabaja junto a su hermano, día tras día, en la explotación familiar que antaño cultivaron su padre y abuelo. Comenta que la agricultura siempre le había gustado “quizás porque era lo que había vivido toda la vida” y así, después de terminar la mili, comenzó a trabajar en esta profesión.
Para este agricultor de la comarca de La Bureba muchos han sido los cambios que ha experimentado el medio agropecuario desde otras generaciones anteriores a la suya. “La situación –comenta José Luis– ha mejorado mucho, aunque sólo sea por los adelantos en maquinaria, por la comodidad de no tener que arar con una mula las tierras o sembrar a mano”.
Junto a su hermano, cultiva una explotación cerealista con trigo, cebada, avena y girasol y, con la ayuda de un pastor, también dirigen una cabaña ganadera de ovino de leche. El relevo generacional es el principal problema de pueblos como Rojas, un municipio con un censo que no alcanza los cien habitantes, aunque su población llega incluso a duplicarse en los meses de verano. A José Luis esta situación le preocupa porque “la gente aguanta lo indecible, hay señores jubilados que con ochenta años salen cada día a arar sus tierras para ganarse un sobresueldo, sin darse cuenta de que de este modo lo único que hacen es perjudicar a los demás agricultores”. Por ello pide que desde la Junta se busque alguna enmienda que solucione, lo antes posible, este problema del campo.
En este sentido, este agricultor burgalés opina que el día que se convierta en pensionista se dedicará a viajar, “a tomarse la vida como unas vacaciones”, ya que el duro trabajo del campo le impide practicar este afición de conocer otros lugares y culturas.