Desde los tiempos de nuestros antepasados de Atapuerca ya había un brujo en la tribu que amenazaba con que un rayo caería sobre nuestras cabezas si no hacíamos lo que el mandamás de turno quería. Y, con los cambios normales de estar en el siglo XXI y no en la prehistoria, en muchos casos eso sigue pasando. En nuestro sector, sin ir más lejos, el rayo que amenaza con partirnos en dos es la PAC, y los “brujos” son las distintas administraciones, europea, española y autonómica. Los políticos se esfuerzan en ocupar el 99 por ciento de su tiempo en hablar de la PAC , y mucho menos a los precios, que por cierto suponen el 70 por ciento de los ingresos del sector, mucho más que el 30 por ciento que llega vía ayudas.
Solo así se entiende que cuando se acaba de aprobar el reglamento ómnibus, una reforma intermedia de la PAC 2014-2020, ya estemos hablando del siguiente episodio de esta serie interminable: la PAC 2021-2027. Da la impresión de que nos pasamos la vida enredados con la PAC: se aprueba, luego se pone en marcha, en cuanto está en marcha toca retocarla y poco después reformarla del todo, y así hasta el siguiente periodo.
«Lo verdaderamente esencial es que permanezca la financiación actual: 400.000 millones de euros para los siete años que dura el periodo»
Sin embargo, las cosas deberían ser más sencillas. Lo verdaderamente esencial es que permanezca la financiación actual: 400.000 millones de euros para los siete años que dura el periodo, un 37 por ciento del presupuesto total de la Unión Europea. De la partida PAC, España percibe alrededor del 9 por ciento, una cifra importante. El primer objetivo es que, tras la salida del Reino Unido, los gobiernos que conforman la UE mantengan el presupuesto, sin recortes.
La segunda cuestión es a quién se destina ese presupuesto. Si nos comparamos como siempre hacemos con Francia (que muchas cosas las hacen bien y otras peor que nosotros, tampoco es para andar con complejos), vemos que reciben un montante algo superior al español, siendo el número de perceptores PAC franceses prácticamente la mitad que los españoles. También es cierto que concretamente Castilla y León tendría una relación más equilibrada y cercana a la francesa entre perceptores PAC y montante de ayudas que otras partes de nuestro país, donde la agricultura es muchas veces una renta complementaria o a tiempo parcial. En este tema la apuesta de ASAJA Castilla y León, desde siempre, es clara: el verdadero motor de la innovación y crecimiento del sector son los verdaderos profesionales, los que la normativa identifica como ATP o activos. Por tanto, es a ellos a los que tienen que destinarse prioritariamente las ayudas PAC.
Tercer aspecto: la justificación social de las ayudas. ¿Por qué tiene que haber una PAC sólida y bien financiada? Porque los agricultores y ganaderos tenemos el derecho y también la obligación de producir alimentos de calidad, para abastecer a la población europea, y además hacerlo en unas óptimas condiciones sanitarias, de bienestar animal y equilibrio medioambiental. Cuestión que los profesionales tenemos muy clara y aceptamos sin problemas, siempre y cuando a todo producto alimentario que entre en las fronteras de la UE se le exija el mismo grado de cumplimiento.
Esto es lo que se pone en juego cada vez que se inicia una nueva reforma de la PAC. En Castilla y León en el pasado y espero que también en el presente hemos dado muestras más que sobradas de unidad, apoyando el sector y la propia administración una PAC fuerte y que establezca prioridad para el profesional. En este tema fundamental tiene que haber un apoyo sin fisuras, sabiendo que lo que es bueno para los agricultores y ganaderos es bueno para la sociedad de Castilla y león en su conjunto. Como decía el otro día una eurodiputada, hablemos bien de la PAC, que para hablar mal ya están otros: los ecologistas, los extremistas, países del norte de Europa que quieren apearse del sistema. Hay que tener altura de miras, no pensando solo en quién saca tajada en este momento, sino mirando al futuro y tratando de construir un sector mejor para los jóvenes que toman el relevo en las explotaciones.
Autor: Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA Castilla y León