Llevamos un mes desde que supuestamente se podía hacer la solicitud PAC 2023 y la realidad es que no está todo preparado como debería. Y luego exigen que los ganaderos y los agricultores sí lo estemos y que sepamos manejar infinidad de aplicaciones y herramientas telemáticas y llevemos todo a rajatabla cuando por su parte, tanto la presentación de las solicitudes como de la ingente información adicional que se requiere en el nuevo marco normativo, están sufriendo un retraso que me temo acabe en un problemático cuello de botella. Esto también implica otra circunstancia que condiciona mucho a organizaciones profesionales agrarias como ASAJA. Con esta incertidumbre, trabajo extra y retrasos, nos podemos cargar de personal en las oficinas que no sabemos si luego será necesario o no.
Al contrario de lo que nos vendió el Ministerio de Agricultura, que aseguró que esta PAC se iba a simplificar, lo cierto es que tiene mucho más trabajo de gestión detrás, al que se suman, además, las numerosas novedades.
Los ganaderos y agricultores tenemos la obligación de cumplir todo lo que se nos indica y en el plazo establecido. Eso nunca se pasa por alto. Sin embargo, desde la Administración sí están pasando por alto que si sumamos las dificultades que implica la implantación de un nuevo marco de la PAC a los problemas técnicos desde ya nos podemos temer de forma muy fundada que no vamos a llegar a presentar todas las solicitudes, ya que se está eternizando el tiempo que se necesita para gestionarlas por los nuevos requisitos y recovecos técnicos.
Para que toda la sociedad se dé cuenta de lo que estamos afrontando, imaginemos que otros sectores, de repente, se incorporaran a un nuevo sistema que acarrease un vuelco total en los requisitos que se deben cumplir desde el minuto uno, así como en el cálculo de las ayudas, posibles sanciones, retrasos, burocracia, justificaciones, etcétera que engloba cada actuación, gestión, trabajo, decisión… A eso sumen un tratamiento severo, inflexible y muchas veces demencialmente riguroso a los que trabajan cada día con el ganado o montados en un tractor. Una pura dictadura para los que estamos a pie de campo. Y si seguimos imaginando, aunque por desgracia esto es muy real, seguro que todos sabemos lo que es llamar a alguna institución pública y, peor todavía, a un centro de salud y que durante días nadie coja el teléfono, nadie nos solucione el problema o nadie se haga cargo de la situación que estamos sufriendo.
He titulado también el artículo como dictadura de la Administración porque es una de las expresiones que más he escuchado desde que hace medio año los agricultores y ganaderos tuvieron que planificar y sembrar sin conocer sus obligaciones, en precario; ahora llega el momento de comprobar si lo que se ha hecho encaja en las normas publicadas, y si no es así tratar de solucionarlo cuando presenten la Solicitud Única de ayudas. La complejidad de la nueva normativa es enorme. El Plan Estratégico nacional sobre la PAC (PEPAC) está formado por dos docenas de normas y más de un millar de folios de legislación, a lo que hay que sumar las Resoluciones y documentos oficiales interpretativos. Si esto les parece poco, no nos olvidemos que además está el desarrollo normativo del gobierno autonómico, para su aplicación en Castilla y León (estrictísimamente aplicada en Soria, para más inri).
Carmelo Gómez Sanz
Presidente de ASAJA Soria