ASAJA de Castilla y León presentó el 7 de enero el balance del sector agrario y ganadero en 2024 y sus propuestas y demandas para 2025. La peor parte se la ha llevado una vez más la agricultura cerealista, que arrastra varios años de números rojos, “aunque el problema se extiende a todo el sector agroganadero. Vemos que producir no se traduce en ingresos, por lo que la rentabilidad del campo está muy comprometida”, ha remarcado el presidente de la organización profesional agraria, Donaciano Dujo, que ha estado acompañado en la rueda de prensa por el secretario general y la gerente de ASAJA CyL, José Antonio Turrado y Nuria Ruiz.
Para la organización agraria, 2024 ha sido un año de contrastes en el balance de la evolución de la agricultura y ganadería de Castilla y León. Si por una parte se constata una subida de la renta agraria, amparada más en el aumento de la producción de cereal tras un año de sequía que en el respaldo de los precios -especialmente nefastos por la entrada de grano ucranio sin arancel-, por otra parte 2024 pasará a la historia del sector como uno de los años más conflictivos, con movilizaciones que han recorrido el mapa de la comunidad autónoma, de España e incluso más allá de nuestras fronteras. En este sentido, Donaciano Dujo ha afirmado que “las espadas siguen en alto, porque los problemas que nos han llevado a la calle en 2024 siguen siendo los mismos, y encima hay que sumar problemas nuevos y muy graves, como puede ser que se consolide el acuerdo con Mercosur, que supondría un golpe brutal para la agricultura y la ganadería de Castilla y León”.
“Los agricultores y ganaderos no ven alegría, no ven una mínima garantía de rentabilidad”, ha asegurado Donaciano Dujo, y ha añadido que esta inestabilidad se refleja en los datos. “Los cereales sembrábamos casi 2 millones de hectáreas, y ahora son apenas 1,5 millones; en vacuno tenemos 100.000 cabezas menos que en 2023; en ovino 142.000 menos; en caprino 5.000 animales menos, y en porcino 80.000 cabezas menos que el año anterior. La producción de carne se ha recortado igualmente en 52.000 toneladas. Y en leche, hoy ya solo hay 650 explotaciones de vacuno de leche, 75 menos que el año anterior, y en ovino son 950, 50 menos que en 2023”, ha indicado el presidente de ASAJA, que también ha destacado que por primera vez en mucho tiempo “los viticultores se están planteando arrancar viñas”.
Otros problemas que impactan sobre el sector son la presión sobre la demanda de suelo, principalmente por la desordenada y masiva implantación de macroparques fotovoltaicos, y también la creciente dificultad para encontrar mano de obra, lo que puede comprometer seriamente el futuro, e incluso el presente, del número ya muy ajustado de explotaciones agroganaderas que existe en la Comunidad Autónoma. Aunque en Castilla y León, contra la media del país, predomina el modelo profesional (seis de cada diez afiliados a la SS por rama agraria son autónomos y el resto asalariados, cuando en España el 75 por ciento de los que trabajan en el campo son asalariados) también en nuestra comunidad autónoma se necesita contratar extranjeros, que ya representan más del 50% de la mano de obra asalariada de la agricultura y la ganadería.
“Detrás de este debilitamiento está el desánimo de los profesionales del campo ante la falta de rentabilidad y la presión que sienten por las exigencias imposibles de cumplir, con limitaciones de todo tipo, impuestas por todas las instituciones, desde la Unión Europea, Gobierno nacional y autonómico y hasta el ayuntamiento de turno. Pero eso sí, luego permiten que entren productos de fuera de nuestras fronteras, que no tienen que cumplir ningún requisito”, ha denunciado el presidente de ASAJA.
Las soluciones políticas a estos grandes problemas de rentabilidad del sector son escasas. “Al contrario, la percepción de los agricultores y ganaderos es que en muchas ocasiones parecen trabajar en engrosar la burocracia, si alguna consigna se repetía en las manifestaciones era ‘menos burocracia’, así como la defensa del producto nacional y europeo, la preferencia comunitaria y las ‘cláusulas espejo’. No es extraño que el disgusto de los agricultores y ganaderos se dirija en gran parte contra los responsables políticos”, ha señalado Donaciano Dujo. Por ello, el trabajo y reivindicación de ASAJA de cara a este 2025 se centrará en revertir la situación que ahoga al campo y exigir soluciones para los grandes problemas del sector: precios dignos para nuestros productos y costes de los medios de producción asequibles; freno a la burocracia irracional en la PAC y resto de las políticas agrarias y ambientales; protección al ganado con un control real del lobo y de la fauna salvaje; un plan hidrológico que no relegue el desarrollo de la agricultura en nuestra comunidad, con un regadío que ofrece importantes posibilidades de desarrollo y, en el contexto internacional, presionar a las administraciones, desde el nivel europeo al local, para que no se establezcan acuerdos de importación lesivos para nuestro campo, en especial Mercosur.