A la vuelta del verano, los agricultores deberán afrontar las siembras con más dificultades que nunca, tras varios años en números rojos
En pocos días, los agricultores de Castilla y León comenzarán a preparar sus tierras para la próxima campaña de siembras. El sector parte de una situación financiera muy complicada, tras un año de sequía absoluta precedido de varios años mediocres que han obligado a recurrir al endeudamiento para afrontar unos costes de producción disparados desde la guerra en Ucrania. En este contexto, cualquier gasto que pueda ser aligerado es vital para permitir que las explotaciones sigan abiertas y en funcionamiento.
Uno de los pagos que el agricultor cerealista, mayoritario en la comunidad autónoma, debe afrontar es el canon de reutilización de semilla, los royalties que se embolsan las casas de semillas cada vez que el agricultor siembra, aunque sea simiente obtenida por él mismo a partir de la que adquirió previamente a las casas de semillas, y por la que ya pagó en su momento, punto al que desde siempre se ha opuesto ASAJA de Castilla y León por considerarlo totalmente injusto.
En un año tan catastrófico como el presente, ASAJA de Castilla y León pide a Geslive que demuestre su compromiso con el sector, aplicando una moratoria para todos los agricultores que reutilicen su propia semilla, es decir, para que se exima al sector del pago del canon de la semilla que se emplee en la próxima campaña. Como referencia, y teniendo en cuenta que son necesarios alrededor de 200 kilogramos de semilla por hectárea, el canon de los semillistas supone un gasto de 600 euros para una explotación cerealista media, de unas 200 hectáreas, aunque el agricultor utilice la semilla producida por él mismo en su explotación.
En estos momentos, cualquier alivio en las cuentas de los agricultores es importante. Hay que tener en cuenta que la espiral de precios al alza de los costes de producción, -a lo que se sumará la subida anunciada del seguro agrario- compromete seriamente las posibilidades de siembra, como de hecho ya se ha comprobado esta campaña, con una caída notable de la superficie sembrada y, por tanto, una pérdida del potencial productivo de la principal región cerealista de nuestro país. En la gráfica adjunta se observa la paulatina reducción de la siembra de cereal en Castilla y León, con la única excepción del pico 2020-2021, cuando se alentó la producción por los problemas mundiales de desabastecimiento. Estos datos constatan que el incremento imparable de los costes está minando la capacidad del sector de producir alimentos.