Las administraciones dicen tener cada vez más entre sus objetivos el poner medidas para proteger el medio ambiente, prevenir los incendios forestales y las catástrofes naturales y atenuar el cambio climático. Todo esto siempre es encomiable porque los primeros y a la larga los más damnificados somos los profesionales del campo. Por eso mismo, es el momento de dejar claro que por el bien de nuestro entorno y en aras de conservar el medio ambiente, hay que apostar decididamente por medidas que se ha demostrado desde hace siglos que resultan eficaces, como es el caso de la quema controlada de rastrojos por motivos profilácticos, y cuyos efectos para el medio ambiente no son nada perniciosos a la larga ni generan ningún problema posterior de abastecimiento ni de consumo. Además, si se permite esta medida también habría carreras de paja que son un reservorio y refugio para las especies cinegéticas.
ASAJA Soria siempre ha apostado por ella, es una constante reivindicación que está presente en todos los foros específicos y en las comisiones de Medio Ambiente y de Agricultura, tanto en las anteriores como en las actuales en las que participamos.
Ahorra costes a los agricultores que, además, mantienen a raya la proliferación de plagas vegetales y animales. Y para los ganaderos, las quemas con control producen beneficios al hacer el pasto más abundante y menos peligroso porque la hierba es fresca, es la del año, y eso enriquece los suelos y genera muchos menos problemas y riesgos que si el pasto está invadido por las malas hierbas y la broza.
Por el contrario, la lucha química contra las plagas acaba suponiendo un despropósito que va contra la sostenibilidad, tanto en lo económico como en lo medioambiental y que pone en jaque a la supervivencia de las explotaciones agrarias y daña al medio natural con productos artificiales contaminantes. Teorizar con mejor o peor intención o con más o menos talento es algo que no acaba de pasar de eso, de la teórica. Pero en la práctica los que están a pie de campo a diario son los que comprueban los efectos de esos brindis al sol. Hay que escuchar más a los profesionales y la petición de quemas no puede ni debe verse desde la sociedad y desde la Administración como un capricho o una cabezonería. El descontrol de las malas hierbas en general y del abandono de los ribazos, cauces, cunetas y montes en particular se ha ido convirtiendo y se convertirá, si no se toman medidas que sirvan verdaderamente para algo, en un problema de primera magnitud económica, sanitaria, social y medioambiental para los que vivimos, invertimos y trabajamos en el mundo rural y para el resto de la sociedad.
CARMELO GÓMEZ SANZ. PRESIDENTE DE ASAJA SORIA