ASAJA recuerda que, si bien en Castilla y León hay un cierto optimismo en la cosecha, quizás porque viene precedida de otra muy mala, en grandes zonas productoras de Europa, como es Francia, se están haciendo correcciones a la baja. Además, el año es muy largo, y la ganadería española consume ingentes cantidades de cereal muy por encima de nuestra producción, por lo que hay que pensar que no van a sobrar cereales y que los precios necesariamente han de repuntar.
ASAJA considera que hay indicios suficientes que hacen pensar que en Castilla y León se están pagando precios por el cereal artificialmente bajos, y que los mercados obligarán a un reajuste al alza acorde con las cotizaciones europeas e internacionales del mercado de granos. Lo malo es que, si los precios siguen hundidos debido a los acuerdos entre intermediarios para influir en los mercados, cuando repunten una gran parte del cereal de Castilla y León no va a estar ya en manos de los productores
ASAJA aconseja a los productores que planifiquen correctamente sus ventas sin provocar un aluvión de ofertas en momentos que aprovechan los intermediarios para hacer acopio de grano barato y aumentar sus márgenes comerciales.
ASAJA de Castilla y León ha criticado que el escaso papel del productor en la cadena de formación de precios esté haciendo que un año como el presente gran parte de los beneficios que deberían de llegar por la vía de la mayor producción, se pierdan a consecuencia de unas cotizaciones artificialmente bajas.
Desde que se iniciaron las tareas de recolección, hay presión de intermediarios muy interesados en inflar las previsiones y asustar a los agricultores que andan más necesitados de liquidez, lo que ha provocado cotizaciones vergonzosas, un 20 por ciento inferiores a lo habitual. Vender a los precios que se están ofreciendo hoy o a los que en realidad apuntan los mercados internacionales, supondría una diferencia de unos 15.000 euros para una explotación cerealista media, de unas 200 hectáreas; es decir, supone lograr un margen de beneficio o solo cubrir los costes de producción, cuando no vender directamente a pérdidas. Según las valoraciones de ASAJA, con las cotizaciones ruinosas actuales los agricultores de Castilla y León dejarían de ingresar 200 millones de euros.