Vida rural

Marisol es rural cien por cien, y está muy orgullosa de ser de pueblo y de ser hija de agricultor.

Tras vacunar frente a la lengua azul, en julio de 2006, ha visto con impotencia cómo la cabaña que comparte con su hermano, en Tenebrón, un pequeño pueblo de la comarca de Ciudad Rodrigo, ha quedado mermada en su totalidad.

Jaime es muy joven pero todavía lo era más cuando, hace seis años, cuando sólo tenía 17, tuvo que hacerse cargo de la explotación, al fallecer su padre.

"La clave es la constancia: el trabajo de un mes puede perderse en un día"

“Creo que la gente tiene una idea muy equivocada del trabajo del agricultor, porque es todo lo contrario a algo fácil: cada campaña es diferente de la anterior", dice esta joven agricultora de San Román de Hornija (Valladolid).

"Con la incorporación de nuestro hijo la explotación ha ganado en rentabilidad"

José Luis es un agricultor de la zona de Serón de Nágima, a unos 50 kilómetros al sureste de Soria. Se dedica a la agricultura como profesional desde los 18 años y ahora tiene 44, aunque reconoce que ha sido agricultor desde crío porque ayudaba a su padre en las tareas del campo.

Este artículo no puede empezar diciendo, “Mario es agricultor como lo fueron sus padres y sus abuelos”, porque no es el caso. Su padre no se dedicó al campo, sino al transporte, y si Mario es agricultor profesional ha sido sencillamente porque le gustaba.

A 25 kilómetros de Salamanca capital se encuentra Vecinos, un pueblo de menos de 300 habitantes, rodeado de un mar de encinas, casa de las mejores ganaderías de lidia de la provincia. El hostal, con capacidad para 18 personas, cuenta con habitaciones dobles y sencillas, con baño individual, TV, secador y zona wifi.

Para Emilio, la ganadería es una “forma de vida” más que un trabajo. “Si no te gusta no te metas”, recomienda a los jóvenes que quieren instalarse en el sector.

Estos días concluyen en Castilla y León los últimos cursos de incorporación a la Empresa Agraria iniciados el año pasado e incluidos en el...

La furgoneta de Roberto es como una pequeña caravana. Dentro lleva todo lo necesario para estar todo el día e incluso un par de días rotando entre unas parcelas y otras, supervisando el regadío.