Vida rural

Robar en el campo no es difícil. No hay gente, la vigilancia es escasa y los obstáculos para acceder a la propiedad ajena son mínimos, basta con saltar una valla, forzar una puerta o romper una alambrada. Cualquier sitio puede ser bueno: una era, casas en desuso, cobertizos, establos, naves... las mismas tierras de labor.

"Hay que afrontar lo que va viniendo; trabajando con todos los sentidos avanzas, aunque sea muy despacio”

El Promotor, una publicación humilde presente en miles de hogares

Victoriano Sanz Yagüe, nacido en el pueblo segoviano de Martín Miguel, es profesor de educación física. Fue en su trabajo cuando se le ocurrió comenzar a recuperar estos juegos tradicionales.

Durante agosto y septiembre pueden presentarse solicitudes para participar en el programa de movilidad del sector agrario, el conocido como "Erasmus agrario". ASAJA, en colaboración...

En los meses de frío se multiplican los afectados por calefacciones con mala combustión, por eso recordamos las medidas de prevención que hay que...

Cristina nació en un pueblo minero, Santa Lucía de Gordón, y ni su familia ni su marido tenía nada que ver con la ganadería, así que el hecho de que, hace diez años, decidiera hacer de las cabras su profesión no deja de ser sorprendente.

Hace seis años Tere tomó el relevo en la explotación de sus padres, en Santa Marina del Rey, en el corazón de la provincia leonesa. "Desde siempre me había gustado el campo, en especial las vacas, y tenía claro que no podíamos echar el cierre de una granja en la que tanto hn trabajado mis padres", dice.

Santiago Monteagudo es un agricultor de Ituero, una localidad de alrededor de 60 habitantes situada a poco más de 20 kilómetros al sureste de Soria.

Hijo y nieto de trabajadores del campo conoce a la perfección el sector, en el que lleva ya 20 años. Confiesa con satisfacción que decidió ser agricultor porque es algo que le encanta. Estudió en la escuela de capataces y pensó en embarcarse en una ingeniería, pero reconoce que “lo que más me tiraba era estar a pie de campo”.

Elías es un veterano en ASAJA-Burgos, donde dice que entró “hace mucho, fíjate que hasta tenía pelo...”. También lleva una pila de años como agricultor.

Con 21 años tuvo que hacerse cargo de la explotación agrícola. Nunca se había planteado un futuro en la agricultura, pero ahora, con 32 años, este palentino sigue viviendo en el pueblo y manteniendo el legado familiar.