Vida rural

Luis Miguel de Dios recoge en “El Llanto del trigo” una colección de relatos con el mundo rural como escenario

“Llegar al sector si no hay labor en casa es imposible, la inversión es enorme. Pero si llegas de la mano de tu familia vas poco a poco renovando cosillas, asumiendo algún crédito, y yo creo que tal como está el mundo el campo es una buena alternativa”, explica Ismael.

El leonés David Rodríguez representó a España en el Mundial de Arada, celebrado en Inglaterra

Paco es un agricultor un poco atípico. Primero, dejó la remolacha hace ocho años, cuando nadie hacía demasiado caso de que el cultivo iba el retroceso. Segundo, no tiene “un poquito de todo”, sino que opta por casi un monocultivo de maíz. Tercero, “pasa” de tener el tractor más grande que el del vecino.

Inmueble de cerca de 300 años de antigüedad, cuidadosamente rehabilitado, cubicado en la histórica villa palentina de Ampudia, en la comarca de Tierra de Campos-Alcor. Cuenta con tres dormitorios amplios, divididos en dos dependencias, pudiendo alojar de una a cuatro personas cada uno. Las habitaciones están equipadas con baño independiente, TV, teléfono y acceso a Internet

El aislamiento y el envejecimiento de la población son dos de los principales problemas de la sanidad rural.

Todavía no ha cumplido los cincuenta y ya lleva 29 trabajando en el campo. Es un todo terreno del sector: ha trabajado con sus hermanos y solo; ha tenido regadío y secano; ha sido ganadero y agricultor...

"Hay que afrontar lo que va viniendo; trabajando con todos los sentidos avanzas, aunque sea muy despacio”

Con la mitad de su vida dedicada a la agricultura, el campo se vuelve como una especie de familia. Francisco Velasco Llorente, de Campillo de Aranda, se dedica desde los 23 años a cuidar una explotación de 190 hectáreas llenas de cereales y viñas.

"Hay que invertir en maquinaria, pero no arruinarte"

Como muchos otros agricultores, tras su matrimonio optó por irse a vivir a la capital, donde trabaja su mujer. Cada día le toca hacer 60 kilómetros para ir y volver de su pueblo natal, Villaprovedo.

Con 21 años tuvo que hacerse cargo de la explotación agrícola. Nunca se había planteado un futuro en la agricultura, pero ahora, con 32 años, este palentino sigue viviendo en el pueblo y manteniendo el legado familiar.