Vida rural

La especialización ya no es una materia ajena al medio rural. Hoy, los agricultores y ganaderos de antes, son profesionales que han estudiado algún ciclo formativo, diplomatura o licenciatura vinculada con el campo. Esta formación presenta varias ramas como las industrias alimentarias, las actividades agrarias, la enología y un largo etcétera, una oferta que pudo conocerse en la reciente feria Labora.

Dice José Antonio Rodríguez Vegas que, de volver a nacer, de nuevo sería agricultor. Le gusta su trabajo, y piensa que la agricultura es una profesión que permite respirar con más libertad.

Inmueble de cerca de 300 años de antigüedad, cuidadosamente rehabilitado, cubicado en la histórica villa palentina de Ampudia, en la comarca de Tierra de Campos-Alcor. Cuenta con tres dormitorios amplios, divididos en dos dependencias, pudiendo alojar de una a cuatro personas cada uno. Las habitaciones están equipadas con baño independiente, TV, teléfono y acceso a Internet

Luis Miguel de Dios recoge en “El Llanto del trigo” una colección de relatos con el mundo rural como escenario

Sergio, Miriam, Patricia, Félix Jesús, Ángel Luis, Juan José, José Mª, Fermín, Julia, Luis Ángel y Juan José son chicos y chicas de Castilla y León que en estos momentos tramitan su incorporación al campo.

“Mi padre era agricultor, y desde chaval siempre he estado echando una mano en el campo”. Así de claro lo tenía José María, de Autillo de Campos (Palencia), que asegura que nunca se le pasó por la cabeza otra profesión

Santiago Monteagudo es un agricultor de Ituero, una localidad de alrededor de 60 habitantes situada a poco más de 20 kilómetros al sureste de Soria.

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Como para cualquier otro agricultor, la rentabilidad es el objetivo por el que lucha este zamorano. ¿Cómo se logra? “Muy difícil, sobre todo con los precios tan bajos que se pagan. Yo intento aprovechar todo el terreno posible, rotando cultivos y apostando por el mínimo laboreo”, explica.

Desde muy, muy, muy pequeño nuestro socio de este mes, el salmantino José Antonio Alonso Castro, tuvo claro que lo suyo era el campo, la agricultura y la ganadería. Y cuando las tareas en su explotación de cereal de secano, de cereal de regadío, de maíz, de remolacha y de patata se lo permiten, colabora con su mujer en el negocio familiar, una pequeña cafetería ubicada en su municipio natal.

Para este agricultor de Aguaviva (Soria) el campo no tiene secretos. Cuando era pequeño lo conoció de la mano de su padre, y tras dejar los estudios comenzó a trabajar en la explotación familiar de cereal y ganadería. A sus 39 años, veintitrés de los cuales ha dedicado a la agricultura, ha observado de cerca las grandes trasformaciones del medio rural.

“Es necesario diversificar la explotación, para repartir riesgos”