Es importante destacar en estos momentos, el papel que juega la incineración in situ dentro de la bioseguridad de una explotación, eliminando notablemente los focos de contaminación derivado de gestión de bajas.

En estos momentos en los que la gripe aviar se extiende por España, ya son 27 los focos, es de especial importancia aumentar las medidas de bioseguridad, las incineradoras in situ es una herramienta extra y fundamental para garantizar el alto nivel de bioseguridad.

Desde el MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación), se recuerda la necesidad de reforzar las medidas de bioseguridad en las explotaciones avícolas, especialmente aquellas medidas destinadas a evitar el contacto con aves silvestres, notificando a los servicios veterinarios oficiales cualquier sospecha de enfermedad.

A raíz de ello, el MAPA ha adoptado una serie de medidas como la inmovilización inmediata de las explotaciones afectadas, además de la realización de una encuesta epidemiológica con objeto de conocer el posible origen de los focos y explotaciones en riesgo por movimientos de personas y vehículos, prestando importancia aquellas granjas que comparten camiones de recogida de cadáveres, ya que en la mayoría de ocasiones el foco se detecta 2 o 3 días posteriores al contagio, por sospecha de enfermedad que vienen derivadas por un aumento anormal de la mortalidad en la explotación.

Hay que destacar el gran impacto negativo para las explotaciones afectadas, sacrificando todas las aves de las explotaciones oficiales y destruyendo los cadáveres, el pienso y demás materiales susceptibles de transmitir el virus, según establece la normativa. Igualmente, se ha establecido una zona de restricción alrededor de los focos de tres kilómetros de zonas de protección y de entre tres a diez kilómetros de zona de vigilancia.

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La incineración ‘in situ’ se impone como medida de bioseguridad en las granjas porcinas