En Castilla y León, se recogen 8’4 millones de toneladas; la segunda campaña más productiva de los últimos 35 años
La provincia de Salamanca cosecha, de moemnto, casi 535.000 toneladas de cereal en 2020; lo que supone un considerable aumento con respecto al año pasado cuando se recogieron 222.400 toneladas. El trigo sigue siendo líder tanto en superficie como en producción de la provincia salmantina; seguido de la cebada y la avena.
En la previsión que ha publicado la Junta, la cosecha de cereal en toda la comunidad alcanza los 8’4 millones de toneladas en la campaña de 2019/2020. Esta situación pone al 2020 como el segundo mejor año, en cuanto a la producción de las tres últimas décadas. Se sitúa, pues, por detrás de la de 2008, que alcanzó un récord histórico de 9’4 millones de toneladas, aunque ese año la superficie sembrada fue de 2’25 millones de hectáreas, frente a los 1’89 millones de esta campaña.
La producción de 2020 representa un incremento del 46 % respecto a la media de los últimos cinco años (5’75 millones de toneladas) y se sitúa 3’3 millones de toneladas por encima de la cosecha del año pasado (5’1 millones de toneladas), que en esa ocasión estuvo muy afectada por la situación de sequía que se padeció fundamentalmente en el suroeste y centro de la Comunidad.
Esta cosecha afectará de una manera importante a la producción de cereales de España, que se estima en esta campaña en unos 20,4 millones de toneladas, representando Castilla y León en torno al 40 %, de ahí la identificación de Comunidad como ‘granero de España’.
Más del 40 % de la superficie de cereal de la Comunidad ya está recolectado y pertenecen a Salamanca y Ávila, las provincias donde más se ha cosechado. Por cultivos, es la cebada, con más del 60 % de superficie segada, el cultivo más avanzado. De trigo se ha cosechado en torno al 25 % del total.
Una campaña fruto de una favorable climatología
La campaña comenzó con un octubre cálido con precipitaciones generalizadas en la segunda quincena que favoreció que la siembra se produjera en buenas condiciones. Noviembre y diciembre fueron meses lluviosos, especialmente el primero, con una media de precipitación de 50 litros por metro cuadrado y aunque en enero las precipitaciones fueron escasas las condiciones favorecieron la nascencia del cereal.
Febrero fue muy cálido en gran parte de la Comunidad, siendo el mes de febrero más cálido desde 1951. En general el invierno ha sido atípico, con temperaturas por encima de lo habitual y lluvias abundantes pero escalonadas, lo que ha permitido un buen desarrollo de la planta en las primeras fases.
La primavera ha contado con alta pluviometría especialmente en abril y con un reparto muy heterogéneo en mayo, con lluvias en muchas ocasiones en forma de tormentas. Estas condiciones también permitieron un buen desarrollo primaveral de la planta. En los últimos meses, sin embargo, ha habido golpes de calor que han provocado el asurado del grano en algunas zonas y las precipitaciones han estado muy desigualmente repartidas, acompañadas además de tormentas.
En general, las condiciones han permitido un buen desarrollo del cultivo de cereal de invierno, si bien el calor de los últimos días de mayo y primeros de junio ha provocado una pérdida de producción respecto a la esperada. Aún así la favorable climatología ha sido el factor determinante para una buena producción.
Mayor superficie sembrada y la cebada, cereal más cultivado en CyL
La superficie sembrada de cereal asciende a 1,89 millones de hectáreas, un 4 % superior a la campaña anterior y similar a la de los cinco últimos años.
Por cultivos, la cebada es el cereal más sembrado, con 884.000 hectáreas, y con una producción estimada de 4,1 millones de toneladas, que representa un 74 % más de la producción del año pasado y un 71 % superior a la media de los últimos cinco años.
El trigo blando dispone de una superficie de 785.000 hectáreas y una producción prevista de 3,6 millones de toneladas, lo que supone un 52 % más que la campaña pasada y un 26 % más que la media de los cinco últimos años.
La producción de avena se estima en 292.000 toneladas, la de centeno en 306.000 toneladas y la de triticale en 136.000 toneladas.
Los mejores rendimientos en los últimos 35 años
El rendimiento medio del cereal de invierno alcanza los 4.450 kilos por hectárea, un 58 % superior a la campaña pasada y un 44 % superior a la media de los últimos cinco años. Es el rendimiento medio mayor de los últimos 35 años. En la campaña de 2016, se presentaron los segundos mejores rendimientos, con una media de 4.170 kilos por hectárea.
Los rendimientos medios de cebada, similares a los del trigo, ascienden a 4.600 kilos por hectárea, superando en un 53 % a los de los últimos cinco años y un 61 % por encima de los de la campaña pasada.
Los rendimientos medios de trigo blando se estiman en 4.580 kilos por hectárea, un 38 % por encima de los de los últimos cinco años y un 55 % superiores a la campaña pasada.
Los rendimientos de avena se estiman en 3.580 kilos por hectárea, el centeno en 3.120 kilos por hectárea y el triticale en 3.670 kilos por hectárea, estados todos ellos por encima del 35 % de la media de los cinco últimos años y del 45 % sobre la campaña pasada.
Valor de la producción en Castilla y León
Con las cotizaciones actuales, que tienen una tendencia a la baja, el valor estimado de esta producción se cifra en 1.300 millones de euros, esto supone un incremento del 26,7% respecto al valor de la producción media en los últimos cinco años, que fue de 1.034 millones de euros, a comienzo de cosecha. El consejero Jesus Julio Carnero ha recomendado la comercialización escalonada y para ello ha puesto como ejemplo la labor de las cooperativas en la comercialización de cereales.
Agrogeotecnologías en la cosecha
En la presentación de la cosecha el consejero también ha comprobado la aplicación de las geo tecnologías en sector agrario, mostrando líneas de trabajo que se encuentran incluidas en la estrategia de digitalización que se presentará próximamente por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural.
En estas líneas de trabajo destaca dos servicios de interés especial: la observación de la tierra a través de imágenes de satélite y los servicios de posicionamiento por satélite. Estas tecnologías se aplican para su uso en el sector agrario permitiendo la implementación de sistemas de monitorización de parcelas agrícolas a partir de los datos que proporcionan los satélites, especialmente aquellos del programa Copernicus de la Comisión Europea y la Agencia Europea del Espacio. La alta periodicidad de estas imágenes (5 días en el caso de Sentinel-2) y una resolución espacial adecuada para la mayoría de las parcelas agrícolas de la comunidad, permite un seguimiento periódico de la evolución de los cultivos y un control de la variabilidad espacial interior de cada parcela.
A nivel de gestión, esta tecnología permite hacer un seguimiento y verificación de parcelas a escala masiva y poder extraer conclusiones sobre el estado general de los cultivos, y el grado de cumplimiento con los requisitos establecidos.
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