Fin de año 2019 | ESTAMOS A PUNTO de finalizar otro año y como es lógico y normal, toca hacer balance de lo acontecido y formular los deseos para el próximo.
2019 ha sido un año marcado por la inestabilidad política en nuestro país, inestabilidad como consecuencia de políticos insulsos, carentes de criterios claros a la hora de orientar el funcionamiento correcto de nuestro Estado. Los ciudadanos de a pie llevamos todo el año sumidos en una serie de incógnitas y de vaivenes de responsables en todas las áreas que afectan muy directamente en la rentabilidad, viabilidad y planificación de nuestra actividad.
Un país sin Gobierno no motiva a sus empresarios a afrontar nuevos retos. Sin unas líneas políticas claras y sin unos responsables que se lo crean no daremos pasos en firme y, justamente, eso es lo que llevamos sufriendo este año. Y lo peor es que nuestros líderes le han cogido gusto a este sinsentido y tengo la clara impresión de que el próximo año no va a ser mejor.
Nos han condicionado los que se tenían que encargar de clarificar el camino por el que queremos ir. No nos han amparado cuando nos atacan de todos los frentes: ‘ecologetas’, lobbies, aranceles o la sombra que todo este año nos ha acompañado y que también nos acompañará el próximo: la inminente reforma de la PAC, a la baja, marcada por el Brexit. ‘Brexit’, esa palabra que llevamos oyendo desde 2016, ese neologismo, compuesto por: ‘británico’ y ‘salida’ (britain- exit). No sabemos cuándo los británicos saldrán de la Unión Europea pero sí sabemos que a nosotros nos penalizarán en la reforma. Esta vez, parece que se le echa la culpa a los ingleses pero lo cierto es que en todas las reformas nos recortaron presupuesto y los ingleses no se habían marchado.
“Se acabó sentirnos explotadores de animales o contaminadores del planeta por lo que digan ciertos personajes”
Como todos sabemos, nuestro sector está muy condicionado por la climatología y, una vez más, hemos sufrido una sequía de la que tenemos pocos precedentes, muy parecida a la aún reciente del año 2017 y de la que nos estábamos intentando recuperar. Como consecuencia de ésta, nuestras producciones han caído en la mayor parte de los cultivos de secano, al igual que las producciones de pastos para mantenimiento del ganado y con la consecuencia: un importante incremento en costes de manutención en ganadería y unos escasos ingresos en la comercialización de nuestro cereal.
Independientemente de que no hayamos tenido producción, o que se nos hayan disparado los costes, o que nos toque soportar más burocracia, o la PAC se reduzca, lo que ya es habitual desgraciadamente; lo peor de todo es que no conseguimos que nuestros productos valgan lo necesario para dar una viabilidad digna a nuestras explotaciones.
Si el cereal no ha tenido un precio digno, qué decir de las producciones de miel, o qué pensar de lo que ha sido para el ovino. En este sector, como nuestra Administración no se lo tome en serio, en muy poco tiempo no quedará una sola oveja y ya no digamos si son explotaciones de leche…
El año 2019 ha sido malo en casi todos los aspectos, pero a muchos de estos factores adversos, de cara al próximo, somos nosotros los que tenemos que darle la vuelta.
Ya está bien de ser o sentirnos unos explotadores de animales o unos contaminadores del planeta, solo porque lo dice un reducido número de personajes, que no tiene ninguna aportación a la sociedad. Somos nosotros los que tenemos que vender lo nuestro, sin complejos, pasando por encima de que cualquier urbanita se atreva a decirnos cómo tenemos que sembrar o cómo cuidar nuestro ganado.
Para el próximo año, deseo salud para todos los hombres y mujeres del campo, le pido más fuerza, para afrontar los nuevos retos, le exijo contundencia, ante los que nos ningunean y más paciencia con los políticos, porque no nos queda otra…