El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Jesús Julio Carnero, ha puesto de manifiesto la importancia del sector remolachero para Castilla y León y, muy especialmente, su relevancia para el desarrollo económico y social de la Comunidad.
Para Jesús Julio Carnero, “el remolachero es un sector de oportunidades, lo que, unido a la capacidad industrial existente en la Comunidad para transformar el azúcar, ha de generar, en los próximos años, un crecimiento de la superficie en Castilla y León que le permita continuar siendo un cultivo de futuro”.
“Desde la Junta de Castilla y León vamos a seguir defendiendo este sector como lo que es: estratégico y así lo hemos defendido de cara a la nueva PAC 2023-2027. En el modelo de aplicación de la Política Agraria Comunitaria se contempla mantener la ayuda asociada al cultivo de remolacha, amparada por un contrato para la producción de azúcar”, ha querido resaltar el consejero. “En consecuencia, los cultivadores de remolacha de Castilla y León, podrán recibir anualmente, a partir de 2023 y hasta 2027, aproximadamente 13 millones de euros en concepto de ayudas asociadas”.
Importancia para el empleo
El consejero ha destacado “la trascendencia del cultivo de la remolacha y su transformación en azúcar. En Castilla y León esto es muy evidente tanto a nivel económico, como medioambiental o en términos de empleo. Actualmente 2.153 agricultores se dedican a este cultivo que genera también 1.300 trabajos en la industria. Sin olvidar los empleos indirectos que genera en el transporte, las empresas auxiliares, etc.”
Mejora continua
El sector en su conjunto, agricultores, industrias, así como empresas relacionadas, han realizado una importante inversión en la mejora constante del cultivo, especialmente en cuestiones relacionadas con la mejora genética en las semillas, la obtención de variedades resistentes a enfermedades y en la optimización de abonado y del riego en busca de un cultivo más sostenible.
Para ver su enorme evolución, basta con observar un dato muy claro: tomando como referencia los últimos 15 años, los rendimientos de remolacha, han pasado de las 70 toneladas por hectárea en el año 2000 a las más 105 toneladas por hectárea en alguna de las últimas campañas, es decir, un incremento de un 157%.
Reducción huella carbono
Además, en la Jornada celebrada hoy se ha puesto de manifiesto cómo el cultivo de remolacha contribuye a la reducción de la huella de carbono.
Descontando las emisiones provocadas por la producción del cultivo y por la industria azucarera, el balance sigue arrojando un saldo positivo de fijación de 36,3 toneladas por hectárea, según un estudio realizado por Itacyl, Acor y Azucarera. Se evidencia así la contribución positiva de la remolacha en la reducción de la huella de carbono en la atmósfera desmintiendo el mito que atribuye a la agricultura la consideración de actividad contaminante.