Los buitres mataron y devoraron ayer a un ternero de cinco días a tan sólo 10 kilómetros de Salamanca, en una explotación ganadera ubicada en el término de Galindo y Perahuy. El ternero, que se encontraba en perfectas condiciones unas horas antes, fue encontrado por el ganadero mientras era devorado por una manada de 60 buitres, que en unos minutos dejaron sólo la piel y huesos del animal.
No es la primera vez que los buitres abandonan su habitat natural en la Sierra o Arribes para poder comer como consecuencia del aumento significado de la población. En esta misma explotación ya ha habido ataques con anterioridad, aunque la intervención del ganadero cuando los buitres estaban atacando a una vaca recién parida sirvió para salvar al animal.
Una vez más, y ante la avalancha de ataques de buitres, ASAJA Salamanca reclama a la Junta de Castilla y León que atienda las demandas de los ganaderos y modifique la absurda normativa de necrófagas. La reiteración de los ataques, incluso en zonas muy alejadas de su hábitat natural, demuestra la ineficacia de las medidas actuales para alimentar a la cada vez más grande población de buitres.
Además, es hora de empezar a pensar en un control de la población de buitres en la provincia. Ayer mismo, además de matar ese ternero, los ganaderos de zonas tan dispersas como Tamames o Arribes, tuvieron que estar pendientes de sus animales ante la amenaza de los buitres.
ASAJA Salamanca pide a la Junta de Castilla y León que se posicione junto al ganadero frente a los numerosos ataques de fauna salvaje, como lobo y buitres, que sufren estos profesionales que con cada nuevo ataque ven reducida la rentabilidad de su explotación. Estar al lado del ganadero equivale a acabar con la indefensión que tiene en estos momentos, simplificar los trámites burocráticos que debe solventar el ganadero ante cada ataque y acortar el plazo para pagar la indemnización.