Enero 2021 |NECESITO MESES para comentar las ocurrencias de nuestros dirigentes políticos de más alto nivel. Tengo claro que ninguno de ellos es tonto, al contrario, son lo suficientemente listos como para ‘colarnos’ normas en contra de los sectores implicados en cada caso.
Este año que ha terminado se ha caracterizado por ser malo en muchos aspectos, principalmente en cuestiones sanitarias, pero también económicas. Se ha distinguido por apreciar que el sector agrario ha respondido en todas sus producciones, pese a que lo tengamos que hacer siempre con todo en contra. Acuerdos comerciales con terceros países, que parece que las condiciones las ponen ellos; etiquetados confusos y nada trasparentes, lógicamente porque la legislación se lo permite; entrada desde terceros países de productos con sustancias prohibidas en el nuestro y un largo etcétera de incongruencias son algunos de los ejemplos que han inundado el 2020.
Quiero dedicar unas afectuosas líneas a resaltar las virtudes de la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, doña Teresa Ribera. Este ministerio, como su propio nombre indica, se debería de encargar de proteger el medio ambiente, los ecosistemas, la supervivencia de todos los animales e implantar medidas para invertir la galopante despoblación que hay en el medio rural. Y lo debería de hacer desde el más absoluto conocimiento en los campos en los que ha de actuar y teniendo en cuenta los agentes implicados en estos entornos.
“Para el Ministerio de Transición Ecológica, lo primero son sus principios; y a los demás, que nos den”
Hay postulaciones de esta señora que demuestran que intenta legislar desde la perspectiva de un activista ecologista y no desde el sentido común de un dirigente político. Las manifestaciones en contra del del toro bravo reflejan que tiene un escaso conocimiento del aporte que estas ganaderías hacen al medio ambiente. Me atrevo a decir que no hay ningún sector económico que perjudique menos a los ecosistemas. No hay ninguna actividad que contamine menos, no existe un sistema de producción tan natural como la cría de animales en espacios abiertos, que se extiende por más de 500.000 hectáreas de dehesas, con alimentación natural, sin ningún aporte de productos químicos; al igual que no hay ningún productor de carne de animales para el consumo humano que permita una vida tan larga y en unas condiciones totalmente naturales como al toro bravo.
El toro de lidia vive, de media, tres veces más que cualquier otro bovino destinado a producción cárnica. El toro bravo no es una especie, sino una raza, que se extinguirá sin el desarrollo de la tauromaquia. Esta herencia es un patrimonio acumulado desde hace más de 200 años, un banco genético que a estos ‘salvadores de la naturaleza’ (nótese la ironía) no les importa perder.
El Ministerio de Transición Ecológica debería salvaguardar la supervivencia de las especies y no imponer tendencias morales, cuya influencia procede de los mismos lobbies ‘ecologetas’ que proyectan una visión parcial en cuestiones que son vitales para un país como el nuestro.
Por otro lado, el Ministerio de Cultura ¿no debería de opinar al respecto? ¿Hay algún acto más característico que éste de la cultura nacional? Y eso del reto demográfico, ¿a qué se refiere?, ¿a hacer políticas en contra de esos lugares donde se está perdiendo población? Cómo nos sobran recursos, ¿hay que eliminar alguno? Se trata de nuestro patrimonio inmaterial. ¿Tenemos que aguantar a que atenten continuamente a nuestra identidad? Pero, por el contrario, favorecen la cría de mascotas en pisos con peinados a lo Mickey Mouse.
Las acciones del Ministerio de Transición Ecológica tienen un impacto directo en la actividad agraria. Y, para opinar sobre despoblación, se tendría que tener en cuenta a los individuos del medio rural, a los pocos que quedamos. Desafortunadamente, los que más saben de estas materias son los que pisan estos entornos para hacer rutas los domingos, llegados en coches de gran cilindrada, apoyados en bastones de aluminio y botas de neopreno; armados de brújulas adquiridas en Amazon y móviles de Apple… todo ello sostenible 100 % (vuélvase a notar la ironía).
Todo esto me hace tener la certeza de que lo primero, para el Ministerio de Transición Ecológica, son sus principios; y a los demás, que nos den.