El Reglamento Delegado (UE) 2020/592 de la Comisión (2) introdujo una serie de excepciones a las normas vigentes, entre otros, en el sector vitivinícola, con vistas a socorrer a los operadores del sector y a ayudarles a hacer frente a los efectos de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, a pesar de la utilidad de estas medidas, el mercado del vino no ha conseguido restablecer el equilibrio entre la oferta y la demanda y no se espera que lo haga a corto o medio plazo debido a la actual pandemia.
A través el Diario Oficial de la UE, anuncian que los daños a largo plazo al sector vitivinícola de la Unión, ya que es poco probable que el consumo de vino se recupere y se perderán mercados de exportación. Esta combinación de factores está teniendo un impacto negativo significativo en los precios en el mercado vinícola de la Unión. Las existencias, que registraban ya un máximo histórico a principios de la campaña 2019-2020, han aumentado y eso agrava la situación.
En particular, debido a la inestable situación sanitaria y al carácter impredecible del calendario de las diferentes restricciones nacionales impuestas para controlarla, ha sido difícil para los Estados miembros planificar e introducir medidas adicionales en sus programas de apoyo al sector vitivinícola, de modo que los operadores pudieran beneficiarse de las medidas y del aumento de la financiación, dentro del plazo del 15 de octubre de 2020. La ampliación de este plazo hasta el 15 de octubre de 2021 permitiría a los Estados miembros introducir algunas de las medidas a finales de la temporada y ofrecería a los operadores posibilidades adicionales de solicitar ayudas.
El reglamento, dicta el Diario Oficial, debe aplicarse retroactivamente a partir del 16 de octubre de 2020.
Afectado por las consecuencias de la crisis de la covid-19, el sector se ha visto perjudicado por el cierre de restaurantes y bares en toda la UE, las restricciones y cancelaciones de celebraciones y los rápidos cambios en la demanda. Los aranceles estadounidenses al vino procedente de la UE y la limitación de las exportaciones a los Estados Unidos, en el contexto del contencioso entre Boeing y Airbus en la OMC, han contribuido también a empeorar la situación a la que se enfrenta el mercado.
Las medidas adoptadas en 2020 y prorrogadas ahora hasta octubre de 2021 pasan por:
–Ayudas a la destilación y almacenamiento en caso de crisis y anticipos: estas medidas permiten retirar el vino del mercado de la UE, limitando el impacto negativo en los precios y mejorando el flujo de caja de los operadores. Los Estados miembros pueden proporcionar anticipos de hasta el 100% de los costes, lo que les permite utilizar plenamente los fondos de sus programas de apoyo nacionales y liberar la presión del mercado más rápidamente.
–Mayor contribución de la Unión Europea: la contribución de la Unión Europea para todas las medidas de los programas nacionales de apoyo al sector vitivinícola puede alcanzar el 70%, un aumento del 20%. Esto continuará brindando alivio financiero a los beneficiarios.
–Mayor flexibilidad en los programas de apoyo al mercado: esto incluye, por ejemplo, una mayor flexibilidad de las herramientas para controlar el potencial de producción, la denominada herramienta de cosecha verde y la posibilidad de que los Estados miembros adapten sus programas de apoyo al vino y de que los beneficiarios ajusten sus operaciones según sea necesario.
La Unión Europea es el principal productor de vino del mundo. Entre 2014 y 2018, la producción media anual fue de 167 millones de hectolitros. Representa el 45% de las áreas vitivinícolas mundiales, el 65% de la producción, el 60% del consumo mundial y el 70% de las exportaciones.