La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), organismo autónomo adscrito al Ministerio para la Transición Ecologica, prevé completar el llenado del Azud de Riolobos en el mes de junio. Esta actuación se enmarca entre los diferentes trabajos para la puesta en regadío en 2022 de las 6.560 hectáreas de la Zona Regable de La Armuña, cuyas obras finalizarán próximamente.
La presidenta del Organismo, Cristina Danés, comprobó el 28 de abril in situ los avances de los trabajos llevados a cabo en el embalse, que complementan otras actuaciones en infraestructuras y mejoras hidráulicas realizadas por la CHD; como la rehabilitación del canal existente entre el azud de Villagonzalo y la Central Principal de Bombeo, la instalación de dos nuevas bombas de impulsión en esta Central, el recrecido del Ramal I del Canal Oeste, así como las infraestructuras para el suministro eléctrico a la nueva zona regable.
El llenado se está desarrollando de una manera progresiva, controlando el comportamiento de la presa durante todo el proceso. El mismo se inició en el mes de marzo, se está desarrollando en diferentes etapas considerando la época de menor incidencia sobre el caudal circulante por el río Tormes, junto con los periodos de tarifa eléctrica más favorables, lo que incide en una importante optimización energética.
Previamente, ha sido necesario proceder a la retirada de vegetación arbustiva y arbórea en la zona inundable del mismo, pues el paso del tiempo con el embalse en niveles bajos ha propiciado la aparición de todo tipo de vegetación salvaje dentro del vaso.
El desbroce de unas 300 hectáreas se ha realizado por personal de CHD del Servicio de Medio Natural ubicado en Montejo (Salamanca), con la aprobación del Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta por considerar que “no causarán prejuicio al espacio ZEPA ni a los valores Red Natura 2000.
El embalse, a su nivel máximo normal (NMN) ocupa una superficie de 387 ha y dispone de una capacidad de 13,87 hm3. Ejecutado por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), se finalizó en el año 1999 y su puesta en carga se realizó en el año 2000.
Desde la construcción del Azul de Riolobos, el embalse generado se ha convertido en un enclave de gran interés para la avifauna acuática. Cuenta con la presencia de especies como la avoceta, la cigüeñuela, la grulla común o la espátula, que dependen de la existencia de humedales naturales o embalses que presenten las condiciones adecuadas para servir de zona de descanso y alimentación durante sus migraciones.