Especial Salamaq 2021 |TONTO PA’ UN RATO, NO; PA’ SIEMPRE». Ésta es una frase del conocido humorista José Mota, quien además torna su humor hacia un enfoque relativo a nuestro medio rural, los pueblos o el agricultor. Pero no es de este buen profesional del que quiero opinar, cuando tomo prestada su frase, sino del ministro de Consumo, el señor Garzón. Alguno pensábamos que el ministro no se podía superar después de sus intervenciones en su ‘apretada agenda’ de tres acciones en no sé cuántos años, pero sí, se ha superado con sus declaraciones. Dijo que “el turismo no aporta valor añadido a este país”, cuando en realidad recibe al doble de personas que habitantes tiene España y dejan la cantidad de 90.000 millones de euros, en un año medios como el 2019. También fue suya la idea de la subida del IVA del 10 al 21 % a las bebidas azucaradas. Puso, así, en serio peligro la rentabilidad del medio de vida de más de 6.000 familias relacionadas con la producción de remolacha al igual que al sector de las bebidas azucaradas, la hostelería.
Convertido en youtuber y al más clásico estilo de organización ecologista radical, Garzón mezcla imágenes de todos los continentes —ninguna de España— en el polémico vídeo contra el consumo de carne. En él, cuenta medias verdades o tergiversa la información de organismos oficiales y lo aprovecha para lanzar la campaña Menos carne más vida. Acusa a la industria cárnica de producir más muertes que el alcohol, tabaco y las drogas. Y afirma que la reducción del consumo de carne reduciría la mortalidad en un 20 %. Este tío, que hace tres años atacaba al gobierno de turno con la afirmación de que “en este país los niños se morían de hambre”; tres años después, parece ser que “los menores mueren por el exceso de comida”. Es increíble, por tanto, lo que ha mejorado la economía de las familias desde que este tipo entro en el Gobierno. El personaje en cuestión también está preocupado porque el sector cárnico sea el causante de la destrucción del planeta debido a la aportación de gases que esta actividad tiene. Olvida que hay otros sectores que propinan infinitamente muchos más gases de efecto invernadero y que no contribuyen a mitigarlo, como sí lo hace el sector ganadero.
Afortunadamente, las recomendaciones de este personaje carecen de credibilidad. Sabido es que se transformó una Dirección General en Ministerio, solo con el objeto de poner un sillón a este ‘diplomado’, pensando que ahí molestaría poco. Cierto es que trabajar ha trabajado poco, pero molestar ha molestado un rato a un país que está intentando salir de la crisis más grande que ha tenido después de la Guerra Civil. Un país que se encuentra sumido en la pandemia por la COVID-19 y, gracias a los incompetentes que tenemos en algunos ministerios, lo único que hacen son ataques constantes a los sectores productivos y están generando una deuda de 218 millones de euros diarios. Ellos tienen claro que no lo van a pagar, principalmente, porque no trabajaron nunca y no tienen la intención de hacerlo. Desafortunadamente, el conjunto de la sociedad es incapaz de exigir responsabilidades.
El asunto del prodigioso ministro ya data de hace un mes, pero el paso de los días y la comprobación de que, en los cambios del Gobierno, no se incluyera a este personaje, hace que deba recordar que sigue estando ahí y que, en cualquier momento, nos puede iluminar con su ‘infinita sabiduría’, tal y como ha hecho recientemente en Twitter apoyándose en las recomendaciones alimenticias de un actor que reconoció haber usado anabolizantes…