Donaciano Dujo, presidente de ASAJA Castilla y León, presume de profesión y de una OPA “firme y consolidada”
Verónica González Arroyo | Un pequeño pueblo de Palencia, Ledigos, le vio nacer allá por el año 1967. Entre vacas de leche y campos de cereal, pasó su infancia, mamando de las enseñanzas de unos padres y abuelos agricultores y ganaderos. Hasta que un fatídico día, cuando contaba con tan sólo 17 primaveras, perdió a su padre y tuvo que hacerse cargo de la explotación familiar. Poco a poco fue haciendo la suya propia. Dejó la ganadería para aumentar la parte agricultora. Hoy, cuenta con 250 hectáreas -100 propias-, destinadas a trigo, cebada, girasol y barbecho. Con 20 años, ya apuntaba maneras dentro de la Junta de ASAJA Palencia; con 30, asumió el mando como presidente. Y, con 32, se hizo con la presidencia de ASAJA Castilla y León. Quizás, muchos le conocemos por ese cargo, por haber charlado con él unos minutos, por verle en televisión o escucharle en la radio. Sin embargo, Donaciano Dujo Caminero es más que un presidente; es un hombre de campo, hecho así mismo, el que está donde se corta el bacalao, guerreando dentro de los despachos con los consejeros de turno; el primero en ir a las manifestaciones; el que pone la voz del campo en los medios de comunicación; y el que responde siempre favorablemente cada vez que ASAJA Salamanca le reclama; motivo por el cual, le otorgamos la insignia de oro el pasado 16 de marzo en la Asamblea General de Socios.
Pregunta: ¿Cómo se ha sentido al recibir el reconocimiento de ASAJA Salamanca?
Respuesta: Me siento más feliz, es un orgullo por hacer lo que me gusta. Y se lo agradezco a todos los socios, a los trabajadores y a los miembros de la ejecutiva; y, por supuesto, al presidente Juan Luis Delgado por haberme elegido como perceptor de la insignia. Viendo las personas que lo han recibido, que son una lista de amigos, lo agradezco mucho más.
La principal batalla que ASAJA siempre da es a través del diálogo y, cuando no se consigue, salimos a la calle
P.: Lleva 21 años trabajando para ASAJA. En todo este tiempo, ¿cómo ha evolucionado la OPA?
R.: Contamos con 45 oficinas -35, en el medio rural-, 150 trabajadores, unos 20.000 socios, una organización nacional y una oficina en Bruselas. La evolución ha sido progresiva, yendo a mejor, especializándonos en los servicios que necesitan agricultores y ganaderos: en la formación; en la información que les damos con las nuevas tecnologías, pero sin abandonar los medios tradicionales, como las revistas; nos hemos adaptado a unas reivindicaciones que no sólo se hacen en la calle, sino también en los medios de comunicación, en las charlas, asambleas… La principal batalla que ASAJA siempre da es que, conociendo los problemas del campo y la solución, se lo presentamos a las distintas administraciones a través del dialogo. Cuando no se consigue, hay que salir a la calle.
P.: ¿Y ASAJA Salamanca?
R.: Ha ido con paso firme, con las ideas claras, y con buena representación de sus presidentes a lo largo de toda su historia. Fue un orgullo y un honor que el día de la insignia, estuviesen cuatro presidentes allí: Juan Luis Delgado, Vicente de la Peña, Luis Ángel Cabezas y Juan del Pozo. El logro de Salamanca no es una cuestión puntual en el momento en que se celebran las elecciones, sino que viene de un trabajo bien hecho a lo largo de toda su historia. El arma que tenemos es una opa consolidada, unida, fuerte, que empieza por los socios, sigue por los trabajadores y concluye en los directivos. Tenemos las infraestructuras y los mejores técnicos para conocer los temas y dar una solución eficaz. Me alegré mucho cuando ASAJA Salamanca ganó en 2018, porque es el reconocimiento de los socios a un trabajo bien hecho.
La crisis de las vacas locas, la plaga de topillos, la sequía y la pandemia nos han dado muchos quebraderos de cabeza
P.: ¿Qué ha sido lo más difícil de tratar para la organización en esta comunidad?
R.: Lo que más quebraderos de cabeza nos ha provocado han sido cuatro cuestiones que han venido de manera precipitada y catastrófica: la crisis de las vacas locas, la plaga de topillos, la sequía y la pandemia por COVID-19. La primera, en el año 2000, la crisis de las vacas locas. Algo de lo que no fuimos culpables y que parecía que se iba a acabar todo el sector ganadero. Fue muy duro conseguir demostrar a la sociedad que la carne de España era buena, que no había problema con los productos lácteos y que toda la cadena alimentaria estaba bien…La segunda cuestión, la plaga topillos. En 2007, devastó mucha superficie, provocó la enfermedad de la tularemia. Veíamos que se extendía y que no se le ponía freno. Peleamos con los ecologistas, hubo un cambio de gobierno por las elecciones y se paralizó todo.
El 2017 fue catastrófico en cuanto a producción de cereal y muchas dificultades económicas para sembrar al año siguiente. Tuvimos que pedir fondos urgentes a la Unión Europea, ayudas para préstamos por la sequía para todo el sector, exigimos a Agroseguro que dispusiera rápidamente peritaciones e indemnizaciones, préstamos a interés cero, con años de carencia y plazos largos de amortización, reducciones fiscales, de Seguridad Social…
En 2020, la pandemia por la COVID-19. A parte de las personas que fallecieron y enfermaron, que es lo más importante, había que seguir trabajando para alimentar a la población. Hemos tenido problemas de abastecimiento, ganaderos enfermos… Nos hemos adaptado y hemos dado soluciones como la desinfección de nuestros pueblos.
P.: ¿Y ahora?
R.: Se nos ha sumado a la crisis sanitaria, la crisis energética y la falta de materias primas por la invasión de Rusia a Ucrania. Nos hemos manifestado para pedir ayudas para el sector, pedir normativas que nos permitan producir más, que la Ley de Cadena Alimentaria se cumpla. En definitiva, cada poco tiempo nos vienen cuestiones que requieren soluciones y eso solo puede hacerse si se conoce el sector y si se tiene una organización fuerte en la que se trabaja todos a una, como es ASAJA.
No es justo que la gente lo esté pasando mal y el Gobierno se esté enriqueciendo a costa de la sociedad
P.: ¿Qué me dice de los precios de la electricidad, el abono, los fertilizantes, el escaso valor que se le da a los productos agrícolas y ganaderos…?
R.: La subida que estamos teniendo de los costes está generando incertidumbre, preocupación y miedo. Es insoportable que hayan aumentado, en un año, el 300 % la electricidad, el 270 % los fertilizantes, el 120 % el gasóleo y el 40 % los piensos, las infraestructuras, la maquinaria, aperos, recambios… Es malo para la sociedad en su conjunto e insostenible a largo plazo, ya que el sector tiene que repercutir esos costes en aquello que vende. Si no lo hace, se arruina. Y lo tendrán que traer de fuera, que es más caro y peor. La cesta de la compra se va a encarecer y, como los sueldos no suben en la misma proporción, hay dificultades para el consumidor.
P.: ¿Cuál es la solución?
R.: Es necesario que los costes de producción bajen de manera inmediata. Se debe poner tope a los precios energía y reducir los impuestos. El Gobierno puede y lo debe hacer. Una explotación con 100.000 euros de gastos, con un IVA al 10 y al 21 %, según el caso, está pagando unos 15.000 o 20.000 sólo por impuestos. Si esa misma explotación tiene el doble de gastos, va a pagar el doble de impuestos; y el beneficiario es el Gobierno. No es justo que la gente lo esté pasando mal y el Gobierno se esté enriqueciendo a costa de la sociedad.
El sector agrícola no necesita que le suban a un altar pero sí exigimos el respeto de los políticos y que no nos avergüencen
P.: Y, además, hay determinados políticos que socavan la imagen del agricultor y ganadero…
R.: El sector agrícola no necesita que le suban a un altar, nos vale con estar orgullosos de lo que hacemos, pero sí exigimos respeto de los políticos. Nos avergüenza cuando la ministra de Transición dice que ella respeta más al lobo que a una cabaña ganadera; el ministro de Consumo nos humilla cuando cosifica al sector del azúcar, al vacuno o la carne. Nos perjudica la ministra de Trabajo cuando manifiesta que tenemos esclavos en nuestras explotaciones. Y nos sentimos desprotegidos cuando el presidente del Gobierno no cesa a estos mandatarios que tanto daño nos hacen.
Desde ASAJA, manifestamos con rotundidad que las afirmaciones que hacen éstos son totalmente falsas. Pedimos que no las vuelvan a hacer y que nos respeten como nos merecemos. Y que no se olviden de que nosotros somos los que alimentamos a la sociedad, mantenemos el medio rural y somos los cuidadores de un medio ambiente sostenible.
P.: Hace unos días, un periódico digital le asignó, por error, la Consejería de Agricultura que ostenta Gerardo Dueñas…
R.: Cada uno de los 20.000 socios piensa y vota a quien mejor le defiende y ASAJA lo respeta. Me debo a los socios de ASAJA; por eso, renové como presidente y estoy orgulloso de los trabajadores y del equipo. Creo que soy útil para la agricultura y ganadería de esta región. Las informaciones que salieron fueron totalmente falsas.
Ningún partido se ha puesto en contacto conmigo para ofrecerme ningún cargo. Y, de haberlo hecho, lo hubiese rechazado; porque uno tiene que saber para lo que vale, y yo valgo para ser presidente de ASAJA pero no para político. Uno debe intentar trabajar en lo que esté a gusto y yo ya lo estoy. Nunca optaré a ningún cargo político. Y, cuando deje ASAJA Castilla y León, me quedaré como agricultor, que es mucho ya por sí mismo. Yo me siento orgulloso de ser agricultor en mi pueblo, de ver crecer el trigo, de montar en el tractor y de estar con mis amigos.
Ningún partido político se ha puesto en contacto conmigo para ofrecerme ningún cargo. De haberlo hecho, lo hubiera rechazado
P.: ¿Cuál es su opinión sobre el nuevo consejero?
R.: Buena. Le doy la enhorabuena por el cargo y le deseo todos los éxitos del mundo, ya que sus logros serán los de la agricultura y ganadería; lo mismo que he hecho con sus predecesores. Es conocedor del campo, estuvo en ASAJA Palencia; luego, en ASAJA Castilla y León; y, después, en el sector cooperativo y en una empresa privada de fertilizantes. Deseo que se rodee de un buen equipo y cuente fluidamente con las organizaciones agrarias. Y, sobre todo, espero que defienda una agricultura y ganadería profesional y productiva. También le doy las gracias y reconozco el esfuerzo que ha hecho su predecesor, Jesús Julio Carnero, por el campo en esta corta legislatura.
ASAJA no son unas siglas sino unas personas que llevan con orgullo esta profesión en su cabeza y en su corazón
P.: ¿Cuáles son los objetivos más cercanos que tiene usted en mente?
R.: Que la actividad agrícola y ganadera sea rentable por sí misma y que dependamos menos de las ayudas; es decir, que la diferencia de lo que vendemos con lo que compramos sea importante para vivir dignamente y podamos aumentar la explotación. Que esta actividad la realicen agricultores y ganaderos profesionales, que vivan mayoritariamente del sector. Para ello, debemos ir con paso firme y apoyar al eje de ASAJA.
P.: Dijo Cicerón que “la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre”. A pesar de todas las barreras que existan, ¿qué les diría a los jóvenes para que elijan esta profesión?
R.: Les diría que hace 37 años, yo la elegí y no me arrepiento de ello. Me siento orgulloso de lo que hago, de producir, de ver cómo crecen mis campos, o los animales. Somos un sector estratégico, alimentamos a la sociedad, mantenemos el medio rural, cuidamos del medio ambiente… y eso es un orgullo para cada uno de los que nos dedicamos a esto. Si a un joven le gusta, si sus padres tienen agricultura y ganadería, si quiere y tiene apoyo, que se haga agricultor.
No hay nada fácil en ningún sitio; pero, trabajando y con ganas, se sale adelante. Que se forme bien primero; esto ya no es la agricultura de la boina. Hay que tener muchos conocimientos para realizar una agricultura del siglo XXI. Y que, por supuesto, ahí estará ASAJA en lo que necesite y al revés. ASAJA no son unas siglas, sino unas personas que llevan con orgullo esta profesión en su cabeza y en su corazón.