El 1 de octubre se celebra en Arévalo (Ávila) una jornada convocada por la Confederación Hidrográfica del Duero sobre debate y participación pública de la “Aguas subterráneas y contaminación difusa”, de cara a los trabajos preliminares de elaboración del nuevo Plan Hidrológico de la Cuenca del Duero para el periodo 2021/2027. ASAJA de Castilla y León defiende la sostenibilidad de este sistema de riego, que tiene especial importancia en provincias como Valladolid, Ávila, Segovia, Zamora y Salamanca, y expresará su desacuerdo con buena parte de las propuestas de partida elaboradas por la Confederación, tanto en lo referente a las limitaciones de los aprovechamientos del agua como en el establecimiento de nuevas limitaciones en las prácticas agrícolas.
Entre otros puntos, el organismo de gestión de cuenca plantea una reducción del 25 por ciento de las dosis de abonado, y plantea establecer unas franjas muy superiores a las actuales en torno a los cauces, que obligarían al agricultor a dejar de cultivar amplias superficies. Para ASAJA, “ambas propuestas son descabelladas desde el punto de vista productivo, y además se solaparían con la normativa, muy restrictiva y exigente, que ya establece la Consejería de Medio Ambiente para proteger estas zonas”.
También total oposición de ASAJA a la medida que proyecta la CHD de dejar de extraer 208 Hm3 ya que, aunque la Confederación confía en que una parte de esa agua podría sustituirse por aportes superficiales, el hecho es que al menos 15.500 hectáreas dejarían de regarse, pasarían a secano. Además, se anuncia la posibilidad de aplicar por primera vez un nuevo canon sobre las extracciones de aguas subterráneas.
Por el contrario, el documento provisional que mañana se debate desdeña propuestas que repetidamente han defendido los agricultores, como permitir las rotaciones de cultivos a diferentes parcelas dentro de una concesión, o la recarga de acuíferos. Otras medidas de autorregulación, como la creación de comunidades de regantes de aguas subterráneas, avanzan muy lentamente, y sería necesario que la administración aportara nuevas ventajas para que los regantes fueran más receptivos y se asociaran.
Para ASAJA, “la Confederación está siendo demasiado alarmista, poniendo la venda antes de la herida. El hecho es que desde hace años ya se aplica un sistema de restricciones amplio para proteger las masas de agua subterráneas, y los datos prueban que su situación no ha empeorado, por lo que no se entiende que haya que ejercer más presión sobre el sector agrícola”.
Desde ASAJA, “defendemos el principio de un aprovechamiento racional del recurso. Hay que ahorrar agua y utilizarla con criterio. Y en este sentido hay que subrayar que el riego subterráneo es el más caro para el agricultor, que es el primer interesado en medir muy bien cada litro que gasta, como prueba que sea el que cuenta con instalaciones de riego más modernas y sostenibles”.