Postura conjunta de rechazo de las organizaciones profesionales agrarias y cooperativas de Castilla y León ante la denuncia de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FENIL), por unos hechos que se remontan a 2008, cuando un grupo de nueve representantes de los ganaderos mantuvieron un encierro de protesta, durante varias horas, en la sede social de la FENIL en Madrid. En una carta firmada por Donaciano Dujo, presidente de ASAJA de Castilla y León; Julio López, secretario general de UPA CyL; Jesús Manuel González, coordinador regional de UCCL, y Juan Bravo Barreda, representante sectorial de URCACYL, se pide “que se retire este proceso judicial que nunca se debería de haber iniciado”, y que fue reabierto por el “empecinamiento” del director gerente de la federación, Luis Calabozo.
“Nos consta que en todo momento se mantuvo por parte de los encerrados una postura de respeto a las personas, a la institución y a los bienes o enseres que allí se encontraban”, se indica en la carta, puntualizando que, aunque no es el fin de las organizaciones protagonizar encierros o actos de protesta, “los consideramos como una herramienta legítima y a la que no vamos a renunciar cuando se utilizan como último recurso en una negociación en la que está en juego el futuro de miles de familias ganaderas y el de una parte importante de nuestro sector primario”.
Para los representantes de los ganaderos, a poco que se revise el curso de la denuncia formulada en su día, “uno se da cuenta que ha llegado a decretarse juicio por la empecinada insistencia del señor Calabozo, que ha hecho de esto una cuestión personal que perjudica a la institución que representa, perjudica a las relaciones interprofesionales, y por extensión al necesario entendimiento que debe reinar entre el sector productor y el industrial o transformador”. Tal como se recuerda en la carta, las instituciones tienen que estar por encima de las personas que en cada momento las representan, y nadie está legitimado para usarlas en beneficio propio, “y mucho menos cuando es por despecho”.
Los hechos se remontan al 3 de septiembre de 2008, cuando nueve representantes del sector ganadero de Castilla y León se encerraron en la sede de la FENIL, en la Calle Ayala de Madrid, como acto de protesta por los bajos precios de la leche y la negativa de las industrias a mantener negociaciones con los productores. El encierro se prolongó hasta la mañana del día siguiente, cuando los manifestantes abandonaron el edificio tras recibir una orden judicial que les obligaba a ello. No fue el único acto reivindicativo de los ganaderos de Castilla y León ese año, pues antes habían protestado ante las instalaciones de Leche Pascual en Aranda de Duero, ante la consejería de Agricultura y Ganadería, ante la Delegación del Gobierno y ante la fábrica Lactiber y el centro Carrefour en León.