Junio 2023 | QUÉ MALA ES LA SOBERBIA de quien se cree con la autoridad absoluta, con la excusa de cumplir una legislación u otra. En un estado de derecho, donde siempre mandan unos y obedecen los otros, llega un momento en que el subordinado, si no se le justifica muy bien la imposición de normas, al final se rebela, que es justo lo que está pasando con las imposiciones en el sector agrario en general y el ganadero en particular, porque desafortunadamente en nuestro caso en el sector agrario, estamos siempre en el lado de los que obedecen y sin rechistar. En estos últimos días, hemos asistido a un enfrentamiento entre el sector ganadero de la provincia y los que se erigen como los salvadores de la humanidad y de todas las plagas bíblicas, los responsables de Sanidad Animal de las provincias de Junta de Castilla y león y del sindicato veterinarios de la administración, es decir, los mismos.
Es sabido que en Salamanca llevamos mucho tiempo pidiendo cambios en las campañas de saneamiento ganadero. Es tal el convencimiento que tenemos de esos cambios, que en esta provincia todo el que tiene que ver con la ganadería piensa de la misma forma, todos menos los técnicos responsables de Sanidad de la Junta y el mencionado sindicato de veterinarios. Cuando pedimos cambios es por la sencilla razón de que, después de tantos años haciendo lo mismo, aplicando los mismos protocolos, utilizando las mismas técnicas y cumpliendo igual que en el resto de la comunidad, vemos que unos han mejorado su estatus y nosotros seguimos igual, a la vez que sufrimos cada vez más presión en nuestras ganaderías y nuestro sistema de trabajo.
En estos días también han tenido la poca vergüenza de acusarnos a los ganaderos de la provincia de hacer las cosas mal, por parte del consejo de colegios de veterinarios de Castilla y León, al igual que se está haciendo regularmente por parte del sindicato veterinario de Castilla y León. En esta provincia, se han realizado las pruebas igual que en el resto, misma intensidad y frecuencia, si hay diferencias con otras provincias, no es en la realización de estos protocolos, sino en el sistema de trabajo, la condición productiva, el entorno en el que cohabita la cabaña ganadera y la interactuación con otros hospedadores de la enfermedad, sobre los que no se esta actuando. Pero, sobre todo, si alguien tiene la culpa que en estas zonas llevemos un ritmo diferente son los responsables de las campañas que se llevan haciendo durante 34 años, desde 1989 del primer plan nacional. Todos estos años hemos obedecido como corderos, sacrificando nuestros animales y nuestra ilusión, sin pedir explicaciones y cuando las pedimos, por el hecho de que ni el tiempo, ni los datos, justifican el sacrificio de nuestros animales e ilusión, no encontramos respuesta, sino, crítica por parte de los responsables del fracaso. Pero lo que más me preocupa es que no se intente comprender que hay alguna circunstancia que se escapa a sus criterios técnicos y que haciendo siempre lo mismo lo normal será conseguir los mismos resultados.
La imposición solo por el hecho que la legislación vigente no lo permite, no me sirve, y no estoy diciendo que las leyes no se tengan que cumplir, lo que digo es que cuando no cumplen el cometido, se tendrían que cambiar, o cuanto menos, adaptarlas. La situación sanitaria de la cabaña ganadera no es la misma a día de hoy que hace cuarenta años. Los programas se tienen que adaptar a las actuales circunstancias y a la realidad del resultado de dichas campañas. En los sistemas de explotación que ha funcionado, sigamos como está, pero donde no está funcionando, analicemos las posibles interferencias y ajustemos los protocolos. Y tengamos en cuenta el dimensionamiento de las ganaderías. No es lo mismo un positivo en un rebaño a día de hoy, con explotaciones de varios cientos de cabezas, que en un rebaño de hace 30 años, que solían ser de una o dos decenas de vacas, simple y llanamente es una cuestión de probabilidades, a más individuos más posibilidad. Si dividimos las explotaciones a la mitad, reducimos la prevalencia al 50 % de un día para otro.