Las alarmas se han encendido en el sector cerealista nacional ante la permisividad de Bruselas ante la entrada de grano ucranio, sin los límites y aranceles obligatorios para las importaciones que llegan a la Unión Europea procedentes de países terceros. Esta situación irregular está presionando los mercados y ya hoy el trigo cotiza a valores un 30 por ciento inferiores a los de abril de 2022. Estas cotizaciones están por debajo de los costes que soportan los cerealistas de nuestro país y no obedecen a ninguna lógica de mercado en un país como España, que importa cantidades notables de cereal y oleaginosas, y que además afronta con total incertidumbre la próxima cosecha.
Actualmente toda España está inmersa en una situación de sequía muy grave, que también alcanza a Castilla y León. Las expectativas de cosecha merman semana a semana y ya son desastrosas en amplias superficies. Los bajísimos rendimientos esperados, junto a los desorbitados costes de producción que han implicado las siembras, supondrán pérdidas muy grandes para las explotaciones agrarias. De mantenerse las bajas cotizaciones, en un mercado “dopado” por la inundación de grano ucranio a infra precio, la ruina sería más que segura para miles de explotaciones de nuestro país.
Hay que tener en cuenta que España es el primer receptor de cereales (trigo, cebada y maíz) de Ucrania, ya que nuestro país es deficitario en estas producciones. “Por supuesto que seguiremos importando cereal ucranio, y además de modo preferente sobre otros países terceros, para apoyar su economía. Pero tiene que ser en las condiciones establecidas en la UE, con los límites y aranceles correspondientes”.
Desde ASAJA hemos compartido y apoyado todas las medidas que ha tomado Europa y el resto del mundo para ayudar al pueblo ucraniano y también a sus agricultores para dar salida a sus cereales y oleaginosas, pero no podemos estar de acuerdo con que inunde nuestros mercados sin limitaciones ni aranceles siendo un país tercero”. Por ello, ASAJA pide al Gobierno de España, con Pedro Sánchez a la cabeza, que, en la línea con otros países europeos, marque un posicionamiento claro en defensa de los intereses del sector cerealista español. “Los agricultores no pueden asumir ellos solos un sacrificio que implica la ruina de sus explotaciones. Deseamos por supuesto ser solidarios con el pueblo ucranio, pero ese apoyo tiene que realizarse con el dinero, trabajo y esfuerzo de todos, no solo con el de los agricultores”, concluye ASAJA.