Diciembre 2021 |HACE UNOS DÍAS, se ha conocido lo que será el plan estratégico de la PAC, que el ministerio de agricultura enviará a Bruselas para su revisión y (más que posible) aprobación, porque si lo único que importaba es ser respetuoso con el medio ambiente, o al menos parecerlo, este ministro lo ha bordado. Me llama la atención cómo se congratulan nuestros parlamentarios europeos por aprobar esta enrevesada PAC que convierte al sector agrario en meros jardineros. Estos tíos se creerán lo que dicen. Se creerán que las estrategias de la Granja a la Mesa y de Biodiversidad, es decir la agenda 2030, frenarán el calentamiento global (si es que lo hay). Se creerán que salvarán al mundo… Pues ya se lo digo yo: ¡no!
Puedo entender que se congratulen de este sartenazo al mundo rural y al sector agrario los estómagos agradecidos de los ecologetas y de sus representantes políticos más radicales: Garzón, Hugo Morán o Teresa Ribera. Pero no me entra en la cabeza que, en Europa, hayan caído en el juego de lo absurdo. Europa está orientando su economía hacia el lavado de cerebro de la ideología progre. Me llama la atención como nuestros dirigentes (en teoría las personas más preparadas en las que hemos depositado nuestra confianza para que gestionen nuestros países) desvían sus políticas hacia lo absurdo, amparados simplemente en esas oratorias que nadie había visto hasta hace muy poco tiempo: sostenibilidad, descarbonización, resiliencia, perspectiva de género, inclusivo, transgresor, etc.
Se está desmantelando el sector agrario y, con él, toda la posibilidad de ser autosuficientes en el bien más necesario que cualquier sociedad necesita, la alimentación, al igual que subsidiariamente despreciando toda la economía ligada a éste. Europa, y muy especialmente España, está infravalorando al sector agrario y toda su industria. El sector agroalimentario aportó 100.000 millones de euros a la economía española en 2020 (el 9’7 % del PIB) y ha mantenido 2.270.000 empleos (el 11’7 % del total), a la vez que tiene una relación directa con el sector turístico, que supone el 12’4 del PIB, muy ligado a la gastronomía. Se les ha olvidado que estamos tratando con los pilares de nuestra economía. Hay que recordarles que “con las cosas del comer no se juega”.