ASAJA Palencia ha denunciado un ataque más del lobo en la zona norte de la provincia. Concretamente el ataque tuvo lugar el viernes en los dominios de la localidad de Valberzoso, perteneciente al municipio de Brañosera. El resultado del ataque ha sido un ternero muerto, algo desgraciadamente habitual en la zona. En este caso es llamativo que el suceso ha tenido lugar en una zona vallada y a pocos metros de una nave ganadera, lo que nos recuerda noticias recientes en las que se alerta de que los lobos, cada vez más, están perdiendo el miedo a las zonas frecuentadas por las personas.
No hay que olvidar que según los datos oficiales se produce aproximadamente un ataque semanal pero dichos datos encubren la cruda realidad y es que «muchos ganaderos no denuncian los ataques hartos de mínimas indemnizaciones, trabas burocráticas y en muchos casos las autoridades no confirmen que el ataque lo haya producido un lobo, además de que muchas veces el animal desaparece por completo y no hay posibilidad de probar nada», según indica ASAJA.
Cuando se tenía que estar hablando de permitir la caza al sur del Duero, dados los elevadísimos ataques en las provincias del sur de Castilla y León, se está hablando de todo lo contrario, prohibirla al norte, y la ganadería extensiva de Palencia se ve abocada al desastre desde el momento en que el lobo deje de ser especie cinegética y se prohíba su caza, algo que sucederá cuando se incluya al lobo en el Listado de Especies de Protección Especial (LESPRE), una de las medidas estrella de la Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y que parece tener como fecha límite el 25 de septiembre.
El problema del lobo agrava la situación del sector del vacuno de carne, que desde el inicio de la pandemia sufre problemas de comercialización y bajos precios para la venta de sus animales. Por otra parte, la ganadería extensiva es un ejemplo de sostenibilidad además de realizar grandes aportes a la sociedad como la prevención de incendios, el cuidado de la biodiversidad y el paisaje, la fijación de población en zonas deprimidas y la puesta en disposición de alimentos de calidad insuperable. «No es de recibo que políticos urbanitas de sofá se envuelvan en la bandera del ecologismo y jueguen con los ganaderos como si nada les importaran», lamenta ASAJA.