Los ministros de Agricultura del G20 han subrayado la necesidad urgente de responder de manera concreta a los desafíos que plantea la creciente inseguridad alimentaria mundial. Así lo recoge la declaración final adoptada tras su reciente reunión en la India, donde han abordado el problema global de los alimentos surgido por la sucesión de crisis de los últimos años: covid-19, guerra en Ucrania, cambio climático, conflictos bélicos diversos…
El informe anual de la red mundial contra las crisis alimentarias (que forman el organismo del ramo de Naciones Unidas, la FAO; la Unión Europea y el Programa Alimentario Mundial —PAM—, ente de Naciones Unidas creado en 1963 para proveer de alimentos en situaciones de emergencia y acometer programas contra la malnutrición) revela que unos 258 millones de personas, pertenecientes a 58 países (los menos avanzados) se encontraban en 2022 en situación de crisis alimentaria aguda o peor que en 2021, que registraba 193 millones de personas de 53 países.
El G20 está integrado por la Unión Europea y diecinueve países (Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, Reino Unido, República de Corea, México, Rusia, Sudáfrica y Turquía). Las próximas reuniones de los ministros de Agricultura del grupo se celebrarán en Brasil (2024) y Sudáfrica (2025).
VOLATILIDAD DE PRECIOS Y ALTERACIONES EN LA CADENA. En esta reciente cita en Hyderabad (India), los ministros de agricultura del G20 manifestaron su preocupación por la excesiva volatilidad de los precios de los alimentos básicos y de los abonos, así como por las continuas alteraciones de las cadenas de suministro mundiales. Para revertir esta situación, piden que, pese a las crisis, se garantice la fiabilidad de esas cadenas, para estabilizar la disponibilidad de alimentos y que además resulten asequibles, en especial para las personas más vulnerables.
Asimismo, los ministros animan a fomentar la innovación que estimule, con criterios de sostenibilidad, la producción alimentaria y el desarrollo rural. En ese sentido, abogan por compartir las buenas prácticas en el uso de las tecnologías digitales para reforzar un sistema alimentario mundial sostenible./