Por Honorato Meneses, presidente de Asaja Palencia
Con el mes de septiembre se inicia un nuevo año agrícola. Un ciclo que coincide con la vuelta al cole que las familas preparan comprando los libros, la ropa y el material necesario. En el campo no es distinto, y agricultores y ganaderos tenemos que invertir en semillas, abonos, fitosanitarios, maquinaria y una larga lista de insumos a la que hay que añadir el pago de las rentas por tierras, costes por el agua de riego o por contratar trabajadores, por poner sólo algunos ejemplos.
Unos costes que en una campaña “normal” son de por sí gravosos, teniendo en cuenta que el precio de lo que producimos es mucho más bajo que el de lo que pagamos por producir, pero que este año van a ser inasumibles ya que la sequía se ha cebado con nuestra provincia y la cosecha ha sido prácticamente nula.
Tenemos que planificar una nueva campaña cuando la que acaba de terminar ha sido un auténtico desastre y nos ha dejado con los bolsillos vacíos. En cereales y forrajes de secano, la campaña se puede considerar nula, y con el regadío, que podía haber salvado el año, se ha agravado aún más.
Existe un déficit histórico de agua en nuestros regadíos. En el Carrión no se han podido sembrar cultivos de primavera, lo que ha supuesto un enorme sacrificio para los agricultores, y en el Pisuerga, dada la escasez de precipitaciones en primavera y verano, el agua se ha cortado en agosto y los regantes tendrán que soportar importantes pérdidas.
Si la ganadería ya arrastraba varias crisis, este año va a ser peor, ya que los costes de alimentación del ganado serán superiores por la falta de agua. En el caso de la ganadería extensiva ha perdido el aporte natural de los pastos durante los meses de primavera, y ha sufrido un verano con la producción de paja, forraje y cereal muy mermadas.
Con este panorama, las administraciones más que nunca deben tener suficiente sensibilidad con el sector, algo que no están demostrando. Por eso hemos protestado en la calle, principalmente porque los créditos no están llegando a las explotaciones más vulnerables, lo que convierte esta medida en ineficaz.
Los anticipos de la PAC con que los políticos quieren arreglar todos los problemas del campo tampoco son la solución. Lo que sí tienen que hacer es apoyar sin fisuras al seguro agrario, para que sea más asequible y atractivo. Hay que tener en cuenta que este año muchas explotaciones van a salvar la situación por haber sido previsores y haber contratado el seguro agrario, pero en esto hay que seguir trabajando y conseguir que el seguro sea una herramienta aún mejor.
No olvidemos que el campo palentino tiene otras necesidades y problemas, como es la falta de agua en nuestros regadíos. Si bien hay una apuesta clara por la modernización, es preciso incrementar el agua embalsada. Igualmente nuestra movilización ha servido para denunciar las constantes trabas a que se somete nuestro trabajo diariamente, como la burocracia o la prohibición de usar las materias activas más eficaces y económicas. Baste recordar que este año las Superficies de Interés Ecológico no van a poder tratarse con fitosanitarios y que planea sobre el campo la sombra de la prohibición del glifosato.
Poco más que decir de este año agrícola que cerramos salvo expresar el deseo de que no se cumpla el refrán “otro vendrá que bueno me hará”.