Por Honorato Meneses, presidente de Asaja Palencia
Es importantísima la labor social que realizamos los agricultores y ganaderos; otro tema es que desgraciadamente no hayamos sabido transmitirlo a la sociedad en toda su extensión.
Un ejemplo de ello es la limpieza de los pastos y montes que realiza el ganado consiguiendo que se eviten los incendios forestales. Se podría decir que el ganado es la mejor desbrozadora. Del mismo modo limpia las cunetas en muchas de nuestras carreteras, sobre todo las de montaña. Son gestiones de los ganaderos que ahorran muchísimos costes a las administraciones.
La superficie agrícola colabora limpiando la atmósfera de dióxido de carbono y devolviéndola oxígeno en mayor cantidad.
Son innumerables las plagas que controlan los agricultores y ganaderos que están sobre el terreno: la agricultura y la ganadería conviven con el paisaje, lo cuidan y lo mejoran. Qué sería de nuestra montaña palentina sin vacas, de las llanuras de Campos sin ovejas, de los pueblos sin tractores, de veranos sin cosechadoras… Todas estas cosas que encantan a los niños deberían ser cuidadas al máximo por nuestros dirigentes.
El sector primario consigue fijar población en los pueblos pequeños, condenados a la extinción de no ser por la actividad agrícola y ganadera que aún se mantiene y, por si esto fuera poco, ofrece a la sociedad una alimentación sana, suficiente y asequible.
Por otro lado, el sector agrario europeo está regido por multitud de normas y restricciones que limitan el proceder de agricultores y ganaderos en sus explotaciones. En otros lugares del mundo no existen, ni de lejos, tantos controles, por lo que el consumidor europeo es un privilegiado al contar con los mejores alimentos del mundo gracias a esta vigilancia y nuestra profesionalidad.
Últimamente estamos viendo cómo en las negociaciones con Mercosur se ha incluido un contingente de 70.000 toneladas de carne de vacuno sin aranceles. Esto facilitará la entrada en la UE de carne que no ha estado sometida a los estrictos controles que tienen nuestros ganaderos.
Todo esto nos lleva a pensar en el entorno globalizado en que vivimos y en la conveniencia de apostar por lo nuestro, ahora más que nunca.
La reforma de la PAC debería poner en valor las actuaciones que ya realizan agricultores y ganaderos en pro de la sociedad. Por ello necesitamos un gobierno fuerte en Europa, con las ideas muy claras, para defender tanto el presupuesto destinado a agricultura y ganadería como la forma de aplicarlo.
La percepción social no hace justicia a la labor que desarrollamos agricultores y ganaderos y es algo en lo que deberíamos trabajar todos. Las instituciones deben ser las primeras que transmitan a la sociedad el alto nivel regulatorio que nos afecta y los beneficios que obtiene el consumidor final por ello. Aun así, no podemos lanzar balones fuera, nosotros debemos liderar ese objetivo y, día a día, hacer llegar al ciudadano de a pie la información sobre la calidad de los productos que producimos y lo beneficiados que resultan los consumidores por las restricciones que soportamos.