La provincia de Palencia mantiene por cuarto año consecutivo la baja prevalencia en la tuberculosis bovina, pese a registrarse en el último ejercicio analizado —2022— un ligero incremento en este indicador, como se ha producido también a nivel regional. Según los datos de la Junta de Castilla y León, la prevalencia (es decir, la proporción del número de rebaños infectados con respecto a los totales) se situó en este último año en el 0,69% en Palencia, por debajo del 1% que marca el umbral de esa baja prevalencia. La tuberculosis bovina es una enfermedad bacteriana que produce debilitamiento, neumonía e incluso la muerte del animal infectado.
Después de tres años en descenso (2019, 2020 y 2021), la prevalencia de Palencia ha aumentado ligeramente en 2022, pero es sensiblemente inferior a la media de Castilla y León (2,07%) y queda, en todo caso, lejos de la que se registró en provincias como Salamanca (4,47%, frente al 2,53% de 2021), territorio que cuenta con casi la mitad del censo bovino de la comunidad (45%) y que presenta una dinámica contraria al resto de la región, por lo que se ha declarado Zona de Especial Incidencia en los municipios más afectados de la comarca de Vitigudino.
Ávila es otra de las provincias donde aumentó la prevalencia, que en este caso también se sitúa por encima de ese umbral del 1% (concretamente, el 1,84% frente al 1,66% de 2021). Por su parte, Burgos, León y Valladolid han sido declaradas en 2023 provincias libres de tuberculosis bovina, después de tres años consecutivos con prácticamente prevalencia no superior al 0,1%, un estatus que podrían alcanzar también las provincias de Zamora y Soria si en la campaña de este año se produjeran resultados favorables.
UNIDADES VETERINARIAS. Todas las unidades veterinarias de Palencia registraron en 2022 prevalencia nula, salvo las de Carrión de los Condes (2,56%), Cervera de Pisuerga (1,72%) y Guardo (2%), según un reciente informe de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta.
La administración autonómica también desarrolla una investigación epidemiológica de la fauna silvestre, que ha concluido que son factores de riesgo de la extensión de la tuberculosis bovina el contacto con especies transmisoras, la abundancia de jabalí y el uso de los mismos puntos para alimentación y bebida, entre otros. Asimismo, el trabajo aboga por mejorar la bioseguridad de las explotaciones ganaderas para minimizar ese impacto.
Por lo que respecta a la provincia de Palencia, ninguna de las 144 muestras de fauna silvestre analizadas en 2022 ofreció resultado positivo en la prueba PCR practicada post mortem a estas especies. En el conjunto de Castilla y León se efectuaron 1.600 pruebas, con resultado positivo en 49 (poco más del 3%, si bien hay provincias con alta tasa de infección, como Ávila y Burgos, con el 9,5% y el 7,1% de las PCR positivas, respectivamente).
RIESGO DE INTERACCIÓN. No obstante, la Junta ha considerado que siete de las ciento tres unidades veterinarias de la región presentan especial riesgo de interacción entre las tuberculosis en especies silvestres y domésticas en virtud de esos análisis epidemiológicos). Son las unidades abulenses de Cebreros y El Barco de Ávila; las salmantinas de Béjar (próxima a la anterior, la más conflictiva), Ledesma y Vitigudino; la soriana de San Pedro Manrique y la palentina de Cervera de Pisuerga.
A propósito de la tuberculosis bovina, ASAJA-Palencia recuerda que en 2021 un grupo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y del Centro de Investigación Cooperativa en Biomateriales CIC biomaGUNE desarrolló un método para diagnosticar esta enfermedad ganadera en sangre, con superioridad técnica con respecto a las técnicas aplicadas actualmente.
El test de la tuberculina en piel genera falsos positivos en animales sanos vacunados o infectados por otras bacterias, mientras esta técnica ofrece más sensibilidad (es decir, probabilidad de detección de individuos enfermos), además de resultar más barata y rápida, según difundió el equipo investigador hace casi dos años.
EVITAR SACRIFICIOS. Estos investigadores aseguran que, además de mejorar el diagnóstico del posible animal enfermo, la aplicación de esta técnica evitaría el sacrificio de un gran número de cabezas no enfermas que ahora se consideran positivas, según ha subrayado José Izquierdo, doctor en física biomédica del Instituto Pluridisciplinar de la Universidad Complutense de Madrid, de la Facultad de Farmacia y del CIBER de Enfermedades Respiratorias.
Este método identifica un patrón metabólico en muestras de sangre, similar a las detecciones habituales en medicina, como las pruebas de glucosa o ácido úrico en sangre. Según Izquierdo, «somos capaces de identificar cómo una infección modifica todos los metabolitos del huésped de modo simultáneo, lo que permite diagnosticar al sujeto infectado incluso antes de presentar síntomas visibles».
Además de reclamar la implantación de esos sistemas de diagnóstico (para evitar así sacrificar rebaños enteros conforme a la estrategias nacional y regional para erradicar la tuberculosis bovina), ASAJA-Palencia recuerda a los profesionales de la ganadería los factores que, según otra investigación de la Complutense de Madrid con análisis de explotaciones afectadas en el periodo 2010-2020, pueden contribuir a un mayor riesgo de reaparición de la enfermedad: la localización de la explotación, un mayor censo de animales, un largo historial previo de positividad, la duración más larga del brote y la mayor introducción de animales mediante movimientos de ganado./