POR HONORATO MENESES, PRESIDENTE DE ASAJA PALENCIA
Llevamos años defendiendo a un sector muy nuestro, el del ovino de leche, para que los ganaderos puedan vivir dignamente de su profesión. Sólo este año hemos salido a manifestarnos en dos ocasiones para luchar frente a los irrisorios precios que desde 2015 recibe el sector, que ni siquiera cubren los costes de producción.
Hace unos años abundaban en nuestra provincia las ganaderías de ovino, de forma que se podía hablar de ellas como una de nuestras señas de identidad. Ahora el sector se está desangrando por la pérdida paulatina pero incesante de explotaciones porque los ganaderos no logran rentabilizar su actividad y tienen que hacer frente a mayores gastos e inversiones para poder producir, pero cada vez reciben menos por sus productos.
Las ganaderías de ovino tienen un papel importantísimo en la vertebración del territorio. Al igual que el resto de ganaderías, fijan población porque los animales tienen que estar arraigados a la tierra, los pastos, su entorno natural. Y sobre este sector pivota toda una larga lista de actividades socioeconómicas que dinamizan las comarcas donde se asienta, como proveedores de piensos o maquinaria. El cierre de explotaciones es un drama para la zona donde se asientan, y no solo para los ganaderos, sino también para los agricultores que proveen de alimento al ganado.
Además las ovejas realizan un importante aprovechamiento de los recursos naturales y tienen como un papel esencial en la cohesión del tejido rural. Todo ello sin olvidar el uso sostenible de hábitats en las zonas donde se asienta.
Si hablamos de sostenibilidad, hay que referirse a los productos lácteos del ovino. Porque no hay nada más natural que la leche o el queso de ovino. La desaparición paulatina de nuestras ganaderías amenaza a nuestros quesos, un producto que es exponente de la cada vez más reconocida dieta mediterránea y que casi puede calificarse de artículo de lujo y no precisamente por su precio, sino por sus cualidades, beneficios y porque cada vez es más escaso. Un alimento que no hay que cocinar, totalmente natural, que se elabora igual que hace miles de años y que además se produce y elabora aquí, en nuestra provincia, es un excelente regalo para el paladar y puede ser un magnífico obsequio – y “económicamente sostenible”- para que se lleven nuestros familiares o amigos que viven fuera.
Por eso desde ASAJA exigimos que se apoye a nuestras ganaderías como se merece, que la administración haga fuerza para que la industria, la distribución y las grandes superficies paguen a los ganaderos de ovino lo que es justo y no se aprovechen de su superioridad para fijar los precios que empobrecen al sector.
Tengo que confesar que soy un entusiasta de nuestros quesos de oveja y reconozco que a un artículo de tan enorme calidad no se le valora como es debido. Me siento especialmente orgulloso de un sector tan necesario, que tanto contribuye a nuestra sociedad, abasteciéndola de alimentos, a pesar del escaso reconocimiento social de que disfruta. Un magnífico ejemplo es el del queso, producido exclusivamente a partir de la leche de ovejas de nuestra tierra y que contribuye al desarrollo rural, el mantenimiento del medio ambiente y el paisaje de nuestro territorio.
Por todo ello necesitamos el amparo de una marca de calidad – como lo han hecho en Castilla La Mancha- para nuestros quesos, que están al nivel de los mejores de España. De esta forma ayudaríamos a que los beneficios de las ventas lleguen también al productor, y no se los repartan quienes sólo comercian con ellos.