Donaciano Dujo. Presidente de ASAJA Castilla y León.
El último artículo que publiqué en estas páginas fue a principios de febrero, poco antes de las elecciones agrarias. ¿Qué ha cambiado desde entonces? ASAJA se ha consolidado como la organización profesional agraria de referencia en el campo de Castilla León, ampliando su mayoría y distancia con respecto a las otras siglas. Es la única entidad que crece y la única representativa en las nueve provincias. Como no van a regalarnos nada por ello, nuestro día a día no cambia mucho. Quizá se suma una mayor carga de responsabilidad, porque lo que los agricultores y los ganaderos castellanoleoneses han interpretado es que ASAJA es fuerte y tiene que cumplir con las expectativas creadas. Es decir, se espera mucho más de nosotros y, personalmente, estoy dispuesto a no defraudar al sector al que pertenezco y al que agradezco su voto.
El campo ha estrenado unas urnas que este año van a estar muy ocupadas, porque a pocos meses vista se celebrarán elecciones municipales y, a finales de 2023, se anuncian generales. Durante la reciente campaña, algunos quisieron ver estas elecciones agrarias como las elecciones políticas. Creo sinceramente que se equivocaban. Es cierto que buena parte del campo de Castilla y León, y a los datos de otras elecciones políticas me remito, vota conservador. Habría muchas razones para explicarlo, y no es la menor el tejido social de nuestro medio, con numerosos autónomos y pequeños empresarios que tienen que defender lo suyo, cimentado sobre la herencia y la tradición familiar.
Sin embargo, el voto de los agricultores y de los ganaderos no es de ningún modo un voto cautivo, ni condicionado ideológicamente. Sin duda alguna, en ASAJA contamos con votantes de diversos partidos, así como con socios que no votan siempre a la misma formación. Y apuesto a que sucede otro tanto en las otras organizaciones del sector.
De igual manera, en las propias elecciones agrarias no puede darse nada por supuesto: hay que ganarse los votos de los propios socios y también los de simpatizantes que puntualmente nos apoyan en un número considerable; es decir, el colectivo de profesionales del campo que no se casa con ninguna organización, pero que simpatiza con las propuestas de ASAJA. Cada uno de esos apoyos exige trabajo y compromiso, así como una trayectoria clara, sin tropiezos ni errores. Si el votante no tiene claro el motivo, aquí nadie acude un domingo a depositar su papeleta en una urna, que además muchas veces se sitúa a kilómetros de su casa.
Por eso, creo que ningún partido político se mostraría capaz de arrastrar a votar a los agricultores y ganaderos a una organización concreta. Y también considero que es bueno que así sea, porque significa que los profesionales saben que eligen a la organización que mejor les defiende, que al final es lo que se traduce en las cuentas de sus explotaciones y en lo que sostiene a sus familias. Y viceversa: si algún partido cree que desde las organizaciones agrarias podemos dirigir el voto de los agricultores y los ganaderos, se equivoca y tiene en poco valor a las OPA; es más, casi tendría por tontos a sus asociados. /