Veinte céntimos por kilogramo subieron las cotizaciones de todas las categorías del lechazo el pasado jueves, 5 de diciembre, en la sesión de la lonja de la Mesa del Lechazo de Castilla y León celebrada en Tordesillas (Valladolid). Como es habitual a estas alturas de año, la mayor demanda de producto ante la campaña navideña ha reactivado la valoración del ovino de carne. Por su parte, la Lonja de Salamanca, celebrada esta semana en martes, certificó que el bovino para sacrificio no encuentra techo (al menos, de momento), máxime cuando también es pujante la demanda interior, tanto en los hogares como en lan hostelería, por los encuentros del tramo final del año.

El lechazo con indicación geográfica protegida (IGP) Castilla y León se está pagando al ganadero a 6,85 euros /kilo, según la lonja de la mesa regional del lechazo, tras esa subida de veinte céntimos. Con respecto al precio que percibía el productor en 2023 a estas alturas de año, representa una subida de cuarenta céntimos por kilo (+6,2 % de revalorización interanual).

La Lonja de León también constataba este miércoles, 11 de diciembre, ese repunte del ovino de carne cuando quedan menos de dos semanas para Nochebuena y en pleno apogeo de los almuerzos y cenas de empresa; en este caso, suben cuarenta céntimos los lechazos de hasta doce kilos, hasgta situarse en los siete euros/kilogramo en vivo.

Tras el lunes no laborable, el martes 10 la Lonja de Salamanca había igualmente certificado esa subida en las operaciones de lechazo, con alzas en todas las categorías: 38 céntimos para los animales de categoría extra; 28 céntimos para los de 11 a 14 kilos; 40 céntimos para los de 13 kilos y 30 para los de lechazos de 13 a 15 kilos.

BOVINO DE CARNE. La plaza salmantina reflejó, una semana más, cómo el bovino para sacrificio sigue su escalada, con seis céntimos de euro más por kilo en las canales de terneras y añojos, decisión tomada sin debate entre ganaderos y tratantes, lo que confirma que las operaciones se están cerrando a esos precios por el fuerte tirón de la demanda, tanto interior como exterior, para una cabaña nacional que ha ido perdiendo efectivos paulatinamente.

En definitiva, buen momento para nuestros ganaderos de carne de ovino y bovino; al menos, en cuando a colocación de su producción a unos precios que generen rentabilidad en sus explotaciones.

MERCOSUR. No obstante, las amenazas del sector siguen ahí: enfermedades, sobreprotección de la fauna salvaje, crecientes exigencias normativas y burocráticas, falta de relevo generacional y de personal dispuesto a trabajar en la ganadería; y la incertidumbre sobre cómo pudieran repercutir las futuras importaciones caso de que finalmente fragüe el acuerdo de la UE con Mercosur.

A raíz de la manga ancha importadora de España por la guerra de Ucrania, los ganaderos han visto pelar las barbas de nuestros agricultores cerealistas; así que nada extraña que teman remojar las suyas con la anunciada apertura de mercados. Brasil, país miembro de Mercosur, exportó en 2023 al mundo nada menos que tres millones de toneladas de carne de vacuno. Por su parte, Argentina y Uruguay, también naciones integrantes de ese mercado común iberoamericano, exportaron 800 000 y 500 000 toneladas, respectivamente./