El presidente de ASAJA Palencia denunció hoy el “abandono e indefensión” que sufren la agricultura, la ganadería y los habitantes del medio rural ante la plaga de topillos.
Honorato Meneses, que compareció ante los medios de comunicación, exigió a las administraciones “valentía” para solucionar un gravísimo problema que cada día que pasa provoca millones de pérdidas económicas en el campo, y lo que es peor, engorda la lista de enfermos de tularemia.
Acompañado del vicepresidente, José Luis Marcos, y dos agricultores afiliados de ASAJA que sufren diariamente los dañinos efectos de la plaga, Meneses recordó cómo la organización denunció en noviembre la superpoblación de topillos sin lograr ninguna respuesta de la administración a un problema que el campo de la provincia lleva sufriendo más de doce años.
Lo que demanda ASAJA es que se actúe en los reservorios, que son terrenos de las administraciones. Y es que ni CHD, ni Fomento, Diputación o ayuntamientos han actuado en ríos, arroyos, caminos o perdidos, donde se podría haber controlado la plaga, mientras la única solución que se ha propuesto desde la Junta es permitir el laboreo con volteo, una medida totalmente insuficiente
Los resultados de esta falta de actuación son, por un lado, las pérdidas económicas en el campo por valor de más de 18 millones de euros hasta ahora, principalmente en Campos, pero también en el Cerrato, Saldaña-Valdavia y Boedo-Ojeda. “Existen explotaciones con un grave quebranto económico que alcanza el 80 por ciento de pérdidas”.
Por otro lado, la plaga está provocando enfermos de tularemia en el medio rural. Ya son doce los confirmados, pero habrá muchísimos más. “Si nuestros políticos no tienen sensibilidad para defender nuestra profesión, al menos que lo hagan por nuestra salud”, criticó.
Por su parte el vicepresidente de ASAJA exigió que se retiren y destruyan los cadáveres de los topillos que se amontonan en ríos, arroyos y acequias de riego, y que suponen un grave foco de infección. “Proteger la salud de la población no es obligación de los agricultores, son las administraciones las responsables de hacerlo”, señaló.
En este sentido trasladó la preocupación de los habitantes del medio rural sobre la situación sanitaria de nuestros ríos, después de haber visto imágenes del Valdeginate con miles de topillos apilados en su cauce. “Esa agua en contacto con los topillos llega al Carrión, una situación que no se puede permitir y que es más propia de países subdesarrollados”.
A las reivindicaciones de solución del problema ya citado, los responsables de la organización agraria añadieron la autorización para la quema de rastrojos controlada en reservorios de cunetas, ríos y arroyos, y recordaron la petición elevada por ASAJA para que la tularemia sea considerada enfermedad profesional.
Por último, señalaron que ASAJA ha solicitado una reunión urgente con los responsables de Agricultura, Medio Ambiente y Sanidad de la Junta.
Tanto Eugenio Doyague como César Infante, –este último enfermo de tularemia en la plaga de 2007- agricultores de Becerril y Paredes, respectivamente, explicaron las indignas condiciones en que deben trabajar diariamente. “Desde que salimos de casa no paramos de ver y compartir espacio con topillos, en caminos, acequias, recogiendo forrajes, cosechando o regando”. Y es que los topillos muertos atascan los aspersores, las acequias, los sifones de riego, por lo que están permanentemente expuestos a enfermar por el contacto directo con el principal foco de propagación de la tularemia. A todo ello se añade el nauseabundo olor que provocan los animales.