Por Alfonso Núñez Plaza
Hace unos meses me preguntaba un amigo, asesor fiscal de profesión, por el acuerdo que permitirá a los agricultores la devolución del Impuesto Especial de Hidrocarburos. Quería cerciorarse, porque no acababa de creérselo, si «gracias» a ese acuerdo los agricultores y ganaderos perdían las deducciones a las que tenían derecho en la Declaración de la Renta: el 15 por ciento por consumo de fertilizantes, el 35 por ciento por consumo de gasóleo y el 5 por ciento de gastos de difícil justificación para aquellos que estuvieran acogidos al régimen de estimación directa para el IRPF de 2007.
Le aclaré que era absolutamente cierto, e incluso repetí textualmente el párrafo que recoge el acuerdo, firmado por el Ministerio de Agricultura, Coag y Upa, en el que se cita que «en el caso de establecerse la devolución del Impuesto Especial en 2007 y 2008, esta medida sustituirá a las actuaciones fiscales contempladas en este acuerdo».
Su reacción fue la misma que la de esta organización cuando conocimos el acuerdo. «Es nefasto, porque deriva en pérdidas económicas para el agricultor y el ganadero.
Volvíamos a hablar hace sólo unos días. Mi amigo, el asesor fiscal, había realizado el cálculo de lo que le suponía a un agricultor, de media, los beneficios fiscales a los que podía acogerse antes del acuerdo. Me dijo que llegaban a 993 euros por los conceptos antes mencionados. “Un agricultor obtenía más beneficios con estas deducciones antes, que con el acuerdo actual”, señaló.
He podido comprobar su valoración con los datos que manejamos en esta casa. Desde que se inició el plazo, se han tramitado en ASAJA más de 800 solicitudes, lo que nos proporciona elementos de juicio para saber que cada solicitante recibirá de media 126.000 pesetas, o lo que es lo mismo, 757 euros. Los números cantan.
Lo malo de estas cuentas es que se vienen a añadir a un acuerdo ya de por sí nefasto, ya que el gasóleo consumido entre octubre de 2005 y septiembre de 2006 les saldrá a los agricultores a 107 pesetas, gracias a este acuerdo. Un precio que está muy lejos de las 50 pesetas que hemos reivindicado siempre para el gasóleo profesional.
La metedura de pata de Coag y Upa con la firma de este acuerdo, que directamente va a quitar dinero del bolsillo de los agricultores, ha sido de las que hacen historia. Por eso no llegamos a comprender en esta casa cómo es posible que estas dos organizaciones vengan ahora «sacando pecho» ante el sector, atribuyéndose un gran logro, en lugar de avergonzarse por lo que van a hacer perder a los sufridos hombres y mujeres del campo. Y menos aún comprendemos cómo se atreven a advertir a los dirigentes de ASAJA que no soliciten la devolución del impuesto por haber criticado el acuerdo.
Si nos atenemos a este peregrino argumento, tanto Coag como Upa tendrían que hacerse cargo del pago de la modulación, ese impuesto que tanto han defendido mientras ASAJA lo rechazaba por activa y por pasiva. Y a lo mejor deberían pagar también las consecuencias de no haber apoyado la petición de ASAJA para lograr el desacoplamiento total de las ayudas, que todavía nos está costando tiempo y dinero.
Es más; desde estas líneas propongo un pacto a Coag y Upa, partidarios como son de firmar acuerdos nefastos: los dirigentes de ASAJA no pedimos la devolución del Impuesto Especial de Hidrocarburos a cambio de que los dirigentes de Upa y Coag compensen al campo palentino de las pérdidas que les ha supuesto la modulación defendida por ellos.