Por Honorato Meneses, presidente de Asaja Palencia
El campo palentino vive este año una situación catastrófica. Padecemos una sequía histórica, pero hemos asistido además a episodios de heladas, exceso de calor y tormentas de pedrisco que han venido a empeorar la situación. Y por si todo esto fuera poco, los embalses han registrado unos niveles anormalmente bajos de reservas de agua. De resultas de estas circunstancias, encontramos que nuestra provincia es la peor parada del panorama nacional porque ha sufrido con mayor virulencia la falta de agua y el resto de incidencias climatológicas.
Ante esta situación la mirada del campo se vuelve hacia la administración, de donde podrían venir, si no soluciones al problema, sí medidas para paliar los daños. Que sepamos, y mientras se hace efectivo el decreto de sequía, se van a facilitar créditos blandos a los agricultores y ganaderos afectados, con la obligación del aval de SAECA, una medida muy necesaria como lo es la liquidez en la explotación y que supondrá un coste cero en préstamo y aval a quienes tienen contratado el seguro agrario y a quienes lo contraten hasta el 15 de octubre.
Desde Asaja hemos pedido que el periodo de carencia -un año- que se contempla para estos créditos se amplíe al menos a dos, de manera que el empresario agrario disponga de margen para reponerse de esta caída y poder pagar las cuotas.
Otra medida contemplada en el decreto es la exención de cánones y tarifas para los regantes con pérdidas del 30 por ciento, una disposición lógica puesto que no se puede cobrar por algo que no se ha proporcionado, en este caso, el agua de riego.
Para este colectivo la falta de reservas hídricas se ha producido en el peor momento. Los agricultores van a sufrir enormes pérdidas en esta campaña, no van a amortizar las importantes inversiones realizadas porque no han conseguido desarrollar los cultivos más intensivos.
Todo ello unido a la mala gestión realizada por la CHD que ha acarreado una bajada en los rendimientos de los cultivos, unas pérdidas que recaen sobre el agricultor a pesar de que el retraso en el reparto de agua es responsabilidad de Confederación. Y el problema puede agravarse a lo largo del verano ante las perspectivas de reducción de agua para el riego.
En cuanto a la moratoria de cuotas a la Seguridad Social no supondrá un gran alivio al tratarse sólo de un aplazamiento. Y es que las medidas importantes deben pasar por rebajas fiscales. Hacienda debe ser receptiva al problema que vive el campo y trasladar una rebaja de módulos, incluso dejarle a cero en los sectores productivos más perjudicados. En el caso de los agricultores encuadrados en estimación directa, tendrían que beneficiarse de mayor flexibilidad en el capítulo de gastos de difícil justificación.
En nuestra provincia tenemos otros sectores de gran importancia como el de los forrajes de secano, donde los agricultores no pueden asegurar en concepto de sequía y van a tener unos resultados nulos, o la ganadería, que “reciben” por dos lados: la falta de pastos por sequía y el incremento de precios de piensos y forrajes.
Sin despreciar cualquier ayuda que llegue al sector, como la condonación de ciertas tasas agroganaderas o el adelanto de la PAC a agosto, lo que echamos de menos son ayudas directas de “mínimis” que no se contemplan en el decreto.
El mayor ingreso que van a tener muchas explotaciones de secano es la indemnización de Agroseguro. Por ello, cuando estamos en plena campaña de peritaciones, apelamos a la profesionalidad de los técnicos de Agroseguro y a su diligencia para que las indemnizaciones se cobren lo antes posible.
Un mensaje para finalizar: en este año nefasto es cuando reparamos en que hay asuntos, como el clima, que no pueden controlarse, pero hay otras que son susceptibles de la intervención humana. Me refiero a las administraciones; éstas deben funcionar mejor que un reloj suizo, deben arbitrar compensaciones de emergencia y facilitar su aplicación. No olvidemos que estamos hablando de un sector estratégico y que toda la sociedad de beneficia de estas medidas.