El sector agrícola asume la mayor parte del esfuerzo para consensuar el acuerdo
En la reunión celebrada el martes entre las organizaciones agrarias, entre ellas ASAJA, y los representantes de Azucarera Ebro se llegó a un acuerdo por el que la remolacha que todavía queda en el campo sin arrancar, tendrá como destino la transformación en azúcar en las fábricas de Andalucía cuando se abra la campaña, algo previsto para la segunda quincena de mayo.
ASAJA había planteado que Azucarera Ebro abriese de nuevo una de sus fábricas en Castilla y León para recibir la remolacha, algo a lo que la parte industrial se negó rotundamente aludiendo razones para ASAJA poco convincentes.
Éste es un acuerdo consensuado en el que todas las partes y muy especialmente la agrícola han cedido, con el que se desbloquea una situación complicada que estaba poniendo en serio peligro la situación económica de más de 55 familias de Palencia. además de otras 190 de Salamanca.
Transportar esta remolacha a las fábricas de Andalucía tendrá un sobrecoste de unos 600.000 euros, coste que va a financiar el propio sector agrícola en un gesto solidario detrayendo dicha cantidad de un retorno que tiene que hacer la Unión Europea a los productores, procedente de una menor “cotización a la producción” de la campaña que ahora finaliza. Cada campaña, a los cultivadores se les detrae un importe del precio de la remolacha para financiar la exportación de azúcar, y debido a que este año los mercados internacionales han estado más altos, ha sobrado dinero, devolución con la que se va a financiar el sobrecoste del transporte.
Así, los remolacheros afectados van a entregar la producción en condiciones similares a las que tendrían si lo hicieran en las fábricas de Castilla y León, el único cambio es que tendrán que esperar a finales de mayo para poder hacerlo.
Desde ASAJA, lamentamos que la inmensa mayoría del esfuerzo haya procedido del sector productor y que AE se haya desentendido de un problema del que era y es responsable, ya que han incumplido el compromiso de recibir en sus fábricas una remolacha que estaba contratada. El acuerdo no da respuesta, al fin, a esas más de 30.000 toneladas de remolacha excedentaria, no amparada por contrato, que hubiera tenido un valor superior a los 25 euros por tonelada, y que el único destino que le queda a partir de ahora es ser utilizada como forraje para el ganado.