(*)Por Donaciano Dujo
El sector dulce de la agricultura está en boca de todos, después de un año 2003 en el cual la provincia de Palencia ha sufrido el cierre de la molturadora de Monzón. Baste recordar que ante un hecho definitivo, desde ASAJA tuvimos que negociar las contraprestaciones suficientes para que la nueva reestructuración del sector no supusiera perjuicios económicos para nuestros cultivadores sino todo lo contrario: las compens aciones justas y de por vida en el transporte de remolacha hasta las nuevas fábricas; la mejora de los regadíos existentes con una subvención directa de Azucarera Ebro con un millón de euros; la puesta en marcha de una industra agroalimentaria ubicada en Monzón para la creación de Malta; mejoras en las infraestructuras de transporte en la carretera de Valoria a Peñafiel, y la acreditación de especial incidencia por parte de la Junta de las zonas afectadas.
Después de esos avatares de 2003, iniciamos 2004 con la espada de la UE. No le ha bastado al comisario Fischler, los ministros de Agricultura y presidentes de gobierno con destruir la ilusión del mundo agrario y, sobre todo de los jóvenes, con la reforma de la PAC y sus perjuicios económicos vía modulación, degresividad, con correcciones financieras, que ahora le quieren meter la mano en el bolsillo al único cultivo que es pionero en rentabilidad en Castilla y León y es neutro a las arcas comunitarias, el sector remolachero.
Fischler baraja varias posibilidades de la reforma de la OCM. Todas ellas perjudiciales para el sector remolachero y algunas para el conjunto de los agricultores y ganaderos de la UE. Parece ser que no vale el demostrar tanto al ministro de Agricultura como a la UE qué es en lo que estamos batallando desde ASAJA. España es un país que produce menos azúcar del que consume y por lo tanto, la base de la reforma -consecuencia de los excedentes que tiene la UE de azúcar- no es culpa de España ni de sus agricultores. Tampoco vale demostrar el esfuerzo que en los últimos años han hecho los cultivadofes de remolacha en cuanto al aumento de producción y calidad de este cultivo, en cuanto a las mejoras que han realizado en sus infraestrucutras, y desde luego, como modelo de agricultura que es perfectamente compatible con el medio ambiente y asegura empleo y población en el medio rural.
En las jornadas que en días pasados hemos celebrado en Magaz, ha quedado claro por parte de todos los participantes -y así se lo hemos trasladado a los responsables de Junta y MAPA- que no estamos dispuestos a que el esfuerzo y el trabajo realizado en tantos años de lucha por mejorar el cultivo y por tanto nuestras economías, se acabe por los caprichos e intereses comerciales de países terceros y multinacionales, con el beneplácito del comisario Fischler y los ministos de Agricultura de la UE.
ASAJA dará la batalla en todos los frentes, en las reuniones, las negociaciones, por escrito y en la calle, pero lo que no vamos a permitir es que nuestras economías disminuyan sin que obtengamos beneficios a cambio, ni los propios agricultores ni los consumidores de este país, en una rebaja del precio del azúcar.
Concluyo este editorial manifestando el agradecimiento de ASAJA-PALENCIA a todos los participantes en las jornadas sobre el presente y futuro de la remolacha, y a todos aquellos que de una u otra forma trabajamos con ASAJA-PALENCIA, por el futuro de este sector y en general, por el de la agricultura y la ganadería palentinas.