La sesión de la Lonja de León celebrada este miércoles, 26 de febrero, ha vuelto a marcar una repetición del precio de los cereales, estabilidad que se ha contagiado a la patata, que mantiene la cotización en todas las variedades, después de un comienzo de año en clara rendencia alcista. La lonja leonesa espera cotizar ya la próxima semana el maíz en grano seco, que puede resultar un primer indicador del incierto ambiente actual en torno a la producción cerealista nacional.

La mesa del cereal siguió esta semana a la expectativa de las noticias geopolíticas, así que no ha movido precios, reflejo de un mercado muy atento al exterior y a la evolución de las condiciones atmosféricas de los grandes productores mundiales, cuyas mayores o menores capacidades de exportación en el futuro —a su vez, determinadas por esas relaciones internacionales de la nueva era Trump— pueden influir sobre las cotizaciones en España.

Los condicionantes exteriores sobre nuestros cereales, por otra parte, ya vienen afectando desde que Rusia invadió parte del territorio de Ucrania hace tres años, escalada de la guerra ruso-ucraniana que empezó en 2014 a raíz del acercamiento de Ucrania a la Unión Europea y su desvinculación del área de influencia de Rusia.

Aun con la ligerísima corrección al alza de los últimos meses (tras unos precios en plena campaña pasada por debajo de la rentabilidad), la cotización de los cereales sigue por debajo de lo que nuestros agricultores necesitan para garantizar esa rentabilidad.

EL CEREAL, INFRAVALORADO. Bastan unos pocos datos para confirmarlo. La tonelada de trigo está hoy a 225 euros. Al comenzar 2020 se vendía a 190 euros. Desde entonces, según el propio Ministerio de Agricultura, los precios de los bienes y servicios que paga el profesional agroganadero han subido un promedio del 24 %, porcentaje que vale para algunos insumos (caso de los fitosanitarios, que han subido en esa proporción, según los índices ministeriales), pero no para otros, como la energía (+41 %) o los fertilizantes (+45 %), siempre según esa fuente.

Si aplicamos esas subidas de costes (que posiblemente sean superiores en la inflación real, como sabe cualquier agricultor) al precio que el trigo tenía en 2020, hoy tendría que pagarse al menos a unos 235 euros/tonelada (si consideramos esa subida general, que incluye todos los insumos agroganaderos), y a unos 265 euros/tonelada si aplicamos el 40 %, que recoge mejor el nivel de subida en la mayoría de los costes que asumen los cerealistas. En definitiva, a estos precios, no salen las cuentas con los rendimientos medios de este cultivo, lo que justifica las reiteradas denuncias, protestas y movilizaciones que viene liderando ASAJA desde hace más de un año.

LA PATATA SUBE EL 40 % EN LO QUE VA DE AÑO. Mejor suerte ha corrido el precio de la patata, debido fundamentalmente a la calidad deficiente del producto importado. Parece que la variedad agria se estabiliza en los 400 euros/tonelada en la Lonja de León. Desde allí recuerdan, tras repetir cotización esta semana, que «se han frenado así las importantes subidas que había experimentado este 2025, ya que el 8 de enero esta variedad cotizaba a 280 euros/ tonelada, lo que representa una subida en el presente año del 40 %».

La lonja leonesa añade que «ya hay muy poca mercancía en manos de los agricultores, más preocupados en afrontar la próxima siembra, con la incertidumbre que marca un cultivo que conlleva mucha inversión».

No obstante, auguran un aumento de la superficie sembrada, tanto a nivel nacional como europeo, «máxime si hay una rebaja sustancial, como se prevé en el precio de la remolacha, que haga que el agricultor busque como alternativa cultivar más patata»./