La mesa del bovino para matadero de la Lonja de Salamanca ha constatado una semana más la escasez de oferta para la demanda actual y elevó seis céntimos de euros en todas las categorías. Prácticamente se cumple ya un cuatrimestre de subidas, motivadas tanto por el recorte de la cabaña nacional como por la pujanza de la demanda, tanto desde España como desde países del entorno.
El acuerdo de la mesa no obtuvo unanimidad, pese a que la propuesta de subida partió de los compradores, donde los representantes de los establecimientos de carnicería mostraron su desacuerdo.
Terneras y añojos se pagan hoy aproximadamente el 14 % más que hace medio año (como se aprecia en la gráfica adjunta de la Lonja de Salamanca), un incremento que da idea de esa revalorización inusual del producto, que ha venido a compensar el esfuerzo de inversión, gasto y trabajo de nuestros ganaderos de bovino de carne.
Hay que subrayar, una vez más, que las numerosas y diversas dificultades del sector ganadero han ido mermando la cabaña de bovino, lo que explica en gran medida estos aumentos de precio.
MENOS CABEZAS, MENOS PRODUCCIÓN. Esa tendencia regresiva no es exclusiva de España, según datos drecientes de Eurostat. En nuestro país, la cabaña bovina alcanzó en 2020 su máximo al superar los 6,6 millones de cabezas, pero en 2023 ya bajó de 6,3 millones. En la Unión Europea no ha dejado de bajar desde 2016: desde entonces pierde en torno al millón de cabezas cada año.
También según Eurostat, la producción de carne de vacuno en mataderos de la UE está en recesión: en 2018 se superaron los siete millones de toneladas, pero el pasado año no llegaron a 6,4 millones. En España se tocó techo en 2022 con 731 000 toneladas, pero ya el pasado año se acusó el descenso de la cabaña bovina de carne y no se superó el listón de las setecientas mil toneladas.
En todo caso, desde la lonja salmantina apuntan que es difícil predecir el futuro del precio de las cabezas para sacrificio, después de esta evolución insólita. Tras aumentar la cotización como consecuencia del fuerte incremento del precio de la alimentación animal y otros costes que generaron la guerra de Ucrania y la sequía de 2023, el producto alcanzó un nivel donde permaneció estancado prácticamente dos años, hasta que el verano pasado se activó en una escalada que, por el momento, no parece ver techo.
DEMANDA DE TERNEROS. Sí resulta revelador el fuerte debate en la mesa de bovino de vida, donde el presidente, tras un debate con tensión, tuvo que arbitrar entre la petición de los ganaderos de subir los terneros hasta 21 céntimos por kilo, y la de los tratantes, que abogaron por un retoque moderado de tres céntimos.
Al final, determinó que las tablillas subieran nueve céntimos por kilo, en medio de la protesta de los productores, que denuncian la escasez de cabezas para atender la demanda, así como el desfase de los precios de Salamanca con respecto a un referente tan próximo y semejante como la Lonja de Extremadura.
En la mesa de ovino, se constató la ganancia de cinco céntimos de euro en los lechazos, en vísperas de la campaña navideña y con fuerte demanda del producto nacional de calidad, un incremento que —unido al más pronunciado que se estableció en la sesión anterior— se halla en sintonía con los veinte céntimos kilo que acordó la Mesa del Lechazo de Castilla y León en la primera sesión de diciembre./