Se han registrado esta semana unas importantes subidas en la cotización de la patata, que van del 14 % al 25 %, según variedades, en una sola sesión de la Lonja de León, desde donde explican que se debe principalmente a que la patata importada no cumple las expectativas de calidad y conservación esperadas, lo que eleva la demanda de producto nacional. En esa misma sesión, según informábamos recientemente, también se registraba una reactivación del precio del cereal, principalmente de la cebada, el trigo y el maíz.
La patata nacional también está presentando ciertos problemas de conservación, pero «ofrece más garantías» en ese aspecto, según destacaban desde la lonja leonesa. Allí escaló esta semana la tonelada de la variedad agria sube hasta los 350 euros/tonelada, tras una subida de setenta euros en una sola sesión. En las otras variedades la subida osciló entre los cuarenta y cincuenta euros por tonelada.
La patata es el producto hortofrutícola más importado en España, con más de un millón de toneladas anuales, cifra que prácticamente equivale a la mitad de la producción nacional (casi dos millones de toneladas en 2023, de las que el 40 % se cultivan en Castilla y León, principal comunidad autónoma en producción de este tubérculo). El importe de la mercancía traída de fuera de nuestras fronteras supera los 470 millones de euros (se ha elevado el 60 % en el último quinquenio, el doble que el aumento en términos de cantidad: 30 %).
La mayoría de la importación procede de Bélgica, Portugal y, sobre todo, Francia, pero últimamente se ha sumado Egipto a unos precios competititvos, al igual que sucede en todo el ámbito de la Unión Europea, donde crece la presencia de este tubérculo procedente del oriente mediterráneo.
MENOS CONSUMO DE PATATA FRESCA EN HOGARES. ASAJA ha demandado al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que efectúe campañas informativas para revertir el descenso en el consumo de patata fresca en los hogares (-3 % el pasado año con respecto a 2023 y -11 % con respecto al promedio del consumo en el quinquenio anterior).
En cambio, el consumo de patata congelada y procesada en los hogares se ha incrementado el 13 % y el 4 %, respectivamente, en el último año. Fomentar la demanda de patata fresca en los hogares se traduciría en un respaldo a los cultivadores locales, dado que se muestra más preferencia relativa por ese tipo de producto en el ámbito doméstico./