La carne, como el pescado, continuará excluida de la extensión durante el primer semestre de 2024 de la rebaja del IVA de los alimentos, que caducaba el próximo 31 de diciembre. En la sesión de investidura, Pedro Sánchez, reelegido presidente del Gobierno, anunció dentro de sus medidas económicas esa ampliación de la rebaja tributaria, pero la carne volverá a quedarse fuera, porque para el actual Ejecutivo no es un alimento básico de nuestra dieta. Con los alimentos subiendo todavía al 9,5% en octubre (último dato del INE), la exclusión de la carne acentuará la merma de consumo de este alimento, cada vez menos presente en la cesta de la compra de los españoles, con el lógico perjuicio para los ganaderos de nuestro país.
Tanto la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) como la Asociación de Empresas del Gran Consumo (Aecoc), que agrupa a más de 33.000 compañías, han criticado que el Gobierno siga dejando fuera de la rebaja del IVA a las carnes y los pescados. En su lugar, el consumidor está acudiendo a productos que sí cuentan con esa reducción tributaria y a otros procesados, pero menos saludables. Este efecto es más acusado en los niveles de renta más bajos.
La exclusión de la carne de este paquete de alimentos básicos está suponiendo un ataque silencioso e invisible al consumo de carne, que algunos integrantes del Gobierno de España ya practicaron de manera más evidente en el pasado, como ASAJA ha denunciado y criticado reiteradamente, por cuanto se criminaliza a los profesionales de nuestro sector ganadero.
En ellos, como en los productores de carne de España, anida la preocupación de que se consolide un cambio irreversible de los hábitos de consumo. Según un estudio de Aecoc, realizado el pasado mes de octubre, el 68% de los consumidores ha cambiado sus hábitos de compra de alimentos por el alza de precios y —lo que más inquieta al sector ganadero— más de un tercio de la población española (en concreto, el 34%) compra menos carne.
Por su parte, una reciente encuesta de la OCU recoge que el 54% de las personas ha reducido el consumo de carne, proporción similar al descenso en la compra del aceite de oliva (-53%). Es harto significativa esa merma similar en el hábito porque en el caso del aceite de oliva se ha producido un abultado encarecimiento (oficialmente, el 73,5% el último año), algo que ni de lejos se ha producido en las carnes.
Ese descenso está alimentando —nunca mejor dicho— la sospecha de que va calando una cierta criminalización del consumo de carne y de la ganadería que se viene predicando desde ciertas esferas políticas y sociales, tanto a nivel nacional como internacional.
En todo caso, la inclusión de la carne entre los productos con rebaja del IVA seguramente incentivaría la compra de este alimento básico de nuestra dieta y de nuestra cultura gastronómica, más allá de la evidente importancia económica y laboral que tradicionalmente la ganadería de carne posee en España.
EL MINISTRO DE LA GANADERÍA Y LA ALIMENTACIÓN, DE PERFIL. El propio ministro Luis Planas, recién confirmado en la cartera de Agricultura, Pesca y Alimentación, debería de ser el principal valedor de esa inclusión de la carne en la rebaja fiscal de los alimentos. De lo contrario, quedarán en papel mojado y en bonitos brindis al sol sus afirmaciones de que la carne es una «proteína de calidad» fundamental para el mercado nacional y la exportación.
Planas ha subrayado en varias ocasiones que el ganadero cárnico es el principal sector agroalimentario del país. Según los datos ministeriales, la industria cárnica agrupaba en 2021 a más de 3.500 empresas, asentadas principalmente en zonas rurales —otro motivo más para su apoyo, cuando tanto se habla de «reto demográfico»—, que generan una cifra anual de negocio de más de 31.700 millones de euros, lo que supone aproximadamente el 25% del sector alimentario español y el 2,5 % del Producto Interior Bruto. En ese mismo 2021 las exportaciones españolas de carnes y productos cárnicos superaron los 8,8 millones de euros, el 14,6% de las exportaciones totales del sector agroalimentario español.