(*)Donaciano Dujo Caminero
(*)Donaciano Dujo Caminero
Si tengo que contestar al título de este artículo, como agricultor de esta provincia diré rotundamente que no. Hace unos años, en nuestra profesión de agricultor o ganadero, la rentabilidad de nuestro trabajo y nuestra explotación venía dada por el fruto de la cosecha o por el rencimiento de nuestras explotaciones ganaderas.
Desde la entrada de España en la UE, se han ido dividiendo los ingresos de nuestra explotación entre el rendimiento y los pagos compensatorios por la pérdida de renta sufrida ante la bajada de los precios.
Anteriormente los ingresos de nuestras explotaciones procedían única y exclusivamente del valor del producto que obteníamos de ellas, sabiendo que todos los años se incrementaban los precios y que, por lo tanto, dependíamos única y exclusivamente de nuestra cosecha.
Ante esta situación, la profesionalidad y dedicación que los agricultores tenían en las labores propias del campo incidían mucho más en la rentabilidad de la explotación. Hacía tambalear mucho más la economía agrícola y ganadera el factor de un año bueno o malo. Con la entrada en la UE, tenemos un porcentaje de nuestros ingresos garantizados por los pagos compensatorios, pero sin embargo nuestro trabajo, la dedicación a nuestras explotaciones, ha ido año a año mermando los ingresos derivados de la propia actividad.
De todos es conocido -y así lo hemos sufrido- que en los años de escasez de nuestros productos, al incrementarse la demanda y faltar el producto, se ha producido una importante subida de los precios y, por lo tanto, la rentabilidad ha sido semejante a los años de buena cosecha y bajos precios.
En los momentos en que nos encontramos, la incertidumbre que vive el sector y la falta de ilusión provocada por el conocimiento del escaso valor de nuestros productos, hacen que muchas veces los comentarios de los agricultores en las tertulias se refieran a que da más o menos igual tener una buena o mala cosecha porque el valor obtenido de la misma es parecido.
Desde esta organización hemos denunciado en innumerables ocasiones el escaso valor y rentabilidad que conseguimos de nuestros trabajo. Hemos demandado desde todos los foros donde nuestra voz se pueden escuchar que se trate a la agricultura y la ganadería como una empresa que para obtener unos beneficios debe arriesgar un capital, que muchas veces debido a la adversa climatología o enfermedades de la cabaña ganadera no da la rentabilidad que nosotros desearíamos. Y seguimos apostando como organización profesional agraria por que nuestros productos tengan un valor digno; por que nuestros cereales no bajen su precio y produzcan una rentabilidad negativa en nuestras explotaciones en años de normal producción; por que nuestra cabaña ganadera no dependa de la incertidumbre de un consenso entre los intermediarios para hacer caer los precios y hacer nula nuestra rentabilidad.
El orgullo que los agricultores y ganaderos tenemos cuando un trabajo bien hecho da buenos resultados, se debe mantener también cuando otros resultados se trasladan a la venta. La satisfacción de los profesionales de este sector a la hora de visitar nuestros campos y verles con el esplendor de los años propicios en climatología, o comprobar los resultados de un manejo profesional en nuestra cabaña ganadera la necesitamos también a la hora de vender los productos y obtener una rentabilidad económica.
De poco nos sirve tener buenos resultados en cuanto a nuestra explotación si son malos en cuanto a la rentabilidad económica.
Las políticas de la UE, del MAPA y de la Consejería de Agricultura tienen que ir encaminadas a buscar rentabilidad económica de la propia actividad. Los agricultores y ganaderos no queremos ser funcionarios de las administraciones ni que nos den limosnas por no trabajar.
(*)Presidente ASAJA-PALENCIA
Presidente ASAJA C y L