El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y su homólogo francés, Julien Denormandie, han solicitado la reciprocidad en las condiciones exigidas a los productos traídos de fuera de la Unión Europea, que consiste en garantizar que los productos agrarios importados cumplan con las mismas exigencias medioambientales, sanitarias, de bienestar animal o fitosanitarias, así como con unos estándares de producción equiparables al modelo europeo, lo que garantizaría unas reglas de mercado iguales para todos.

La UE debe dotarse de «mecanismos de regulación más estrictos para asegurar la rentabilidad de las explotaciones, para que agricultores y ganaderos comunitarios cuenten con un marco de relaciones homólogas y que todos trabajen en las mismas condiciones».

Actualmente llegan a nuestros mercados, productos de países terceros, tanto agrícolas como ganaderos, que no cumplen con las mismas normas que tienen establecidos los profesionales del campo europeo, algo que crea una competencia desleal amparada por las instituciones comunitarias, que deberían proteger al sector agrario europeo en lugar de utilizarlo como moneda de cambio un acuerdo comercial tras otro.