Palencia es la provincia de Castilla y León en la que más ha caído el uso del carburante agrícola en los cinco primeros meses de 2023, síntoma claro de la crisis que padece el campo en nuestro territorio. Si el descenso a nivel regional (-17,5%) ya ha sido muy acusado de enero a mayo con respecto al mismo periodo de 2022, en Palencia la bajada es casi siete puntos porcentuales más grave (-23,4%). En una campaña marcada por la inflación de costes, los precios de venta bajos y la sequía, los agricultores y los ganaderos palentinos se lo han pensado mucho antes de encender su maquinaria.
Según los datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), que ha difundido la agencia Ical recientemente, el campo palentino consumió de enero a mayo de este año cerca de 20.250 toneladas, frente a casi 25.450 toneladas de ese mismo periodo en 2022.
Se trata del mayor descenso proporcional entre las provincias de Castilla y León, donde la maquinaria agrícola en los cinco primeros meses de este año ha consumido 230.350 toneladas de carburante, frente a las casi 280.000 de enero a mayo de 2022. También se ha reducido en consumo de gasóleo agrícola en más que una quinta parte en las provincias de Soria (-21,6%), Segovia (-21,3%) y Salamanca (-20,2%). Las bajadas menos acusada en Castilla y León se registraron en Zamora (-5,4%) y Valladolid (-14,5%).
Los datos de Cores sobre el gasóleo B contrastan con el comportamiento que, de enero a mayo, se observa en el conjunto de Castilla y León en los tres carburantes del transporte (gasóleo A y gasolinas 95 y 98), con una ligera subida del 1% con respecto a ese periodo en 2022, debida a la mejora en su precio y al mantenimiento de las bonificaciones a los profesionales del transporte. El consumo de gasóleo A, de hecho, subió en la provincia de Palencia el 53%, mientras los repostajes de las gasolinas 95 y 98 se incrementaron cerca del 20% y del 5,8%, respectivamente./